Carlos Meném volvió de la muerte. Aun sin haber muerto del todo el ex presidente y actual senador por la provincia de La Rioja ganó nuevamente lo titulares de los principales medios al ser la piedra de toque para la inesperada derrota de la oposición en el senado.

En medio de un fuego cruzado de reproches y actitudes legales pero poco éticas, el oficialismo negó el quórum necesario para debatir las presidencias de las comisiones gracias al faltazo del riojano quien nunca aclaró del todo ni dónde estaba ni por qué ayudó al oficialismo luego de repetir hasta el hartazgo que él es su enemigo. Su carta explicando que nadie lo había convocado, dejando mal parado a su nexo con la oposición, Adolfo Rodríguez Saa, destila el rencor de quien, por arte de magia (esa cosa tan argentina) vuelve a escena luego del escarnio y del oprobio. Muy sugerente fue, en ese sentido, la descripción de su situación al señalar que “no he participado en ninguna de las negociaciones por cargos, comisiones y designación de autoridades de la cámara…” A partir de ahora, siendo el voto 37, podrá hacer lo que siempre hizo con extraña buenaventura, ser el centro de las miradas, acumular poder, y hacer la plancha, para terror de quienes tanto lo han padecido■

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