El tiempo libre es una bendición que se les pide a los dioses y se desea como pocas cosas en la vida. Nadie lo tiene de sobra. Nadie cree que no lo merezca. Estar panza arriba sin hacer nada, sin que las agujas del reloj nos zumben el poto; con la certeza de que no habrá castigo alguno si uno amanece sin la certeza de estar condenado a una muerte lenta de colectivos, subtes y corbatas. Tiempo para regalarle a la fantasía desbocada, a la creatividad, a la reflexión que se sucede de hora en hora, de copa en copa sin apuros. No hay nada más lindo que mentirse que durará, que será ininterrumpidamente. Pero es mentira. Porque en el tiempo libre reverberan los ecos de lo no dicho y de lo que tan bien ocultamos en el ajetreo de la cotidianeidad.

En el ocio, todo aquello que posponemos para cuando haya tiempo nos increpa con el dedo acusador de la culpa. Esa pared por pintar, ese llamado por hacer, esa visita que no queremos hacer pero que debemos. O peor aún, nuestros propios fantasmas cuelan sus medias en nuestras valijas y comienzan desde el minuto cero a recordarnos que no basta con cambiar la geografía y los horarios para hacernos sentir a gusto con nosotros mismos y con nuestras variopintas circunstancias. Por eso 5 discos 5 para armarse de coraje y soportar ese silencio que nos increpa de preguntas mientras el calor evapora lentamente el agua de la palangana donde nos mojamos las patas y las dudas■


 

Rio –1982- Duran Duran. Una de esas grandes bandas que mejoran sólo con el paso del tiempo. Nunca el pop sonó tan moderno y bailable como cuando la new wave (o new romantic) conquistó el mundo sin importarle la crítica. Si la juventud es el tiempo de ocio existencial, los Duran Duran figurarán en el play list de más de un joven cuarentón. Una tras otra las canciones se suceden en este disco para dar inicio a cualquier viaje que prometa emoción y alegría.  “Rio”, son reconocibles ejemplos de ello. La balada “Save a prayer”,“Hungry like the Wolf” bien pudo haber sido utilizada en más de un levante a la hora de los lentos tanto en Villa Gesell como en Londres, por eso este disco debe ocupar un sitio particular en la discoteca veraniega.

 

 

 

Fragment of freedom –2000 – Morcheeba. El tiempo libre, el ocio, el momento de relajación buscado durante todo el año debe tener algo glamoroso, fino en sus pequeños detalles. Y la música que lo acompañe no puede serlo menos. Por eso Morcheeba con su sonido trip hop bailable, cool y jazzeada bien puede considerarse el sonido ideal gracias a una elaboradísima capa de sonidos, y la voz de Skye Edwards que no puede más que remitir a los tonos tanto del blues del Missippi como de la música disco. Un disco playero y urbano al que no le sobra pero tampoco le falta nada para ambientar el paso del tiempo con buen gusto. No dejar de escuchar su hit “Rome wasn´t built in a day” o esa belleza con aires de calipso que es “A well deserved break”.

 

 

The best of café del Mar –2004 Café del Mar. Es cierto, hay otros lugares donde ir de vacaciones además del mar, pero la playa es al imaginario colectivo un sinónimo de vacaciones y de tiempo al cuete. Café del mar es en realidad el nombre de un bar en Ibiza que desde hace 30 años musicaliza costa ibicenca con una propuesta única: disfrutar de los atardeceres con un sonido calmo y relajado. Es allí donde se dio origen al chill out, al ambient y al lounge todos ellos subgéneros de música electrónica. El Dj José Padilla compiló durante décadas lo mejor de esos sonidos y los editó año a año hasta que al fin publicó este compilado doble donde se repasa la historia del bar que es también la historia de un lugar de veraneo. Para los que nunca estaremos allí, una pisca de belleza mediterránea.

 

 

 

Hotel dulce hotel –1987 Joaquín Sabina. Si hay alguien que sabe de hoteles es Sabina. Un hombre al que durante años se le notó en el rostro la falta de vacaciones y de tiempo libre, una temporada lejos de los excesos y de las obsesiones. Pero los poetas son así, siempre dados a caminar por los andariveles de la salud a cambio de la palabra perfecta. En este disco, acaso el primero en el que su poesía adquiere el tono que lo hará bellamente reconocible, consigue erizar la piel narrando la soledad, esa suerte de tiempo libre que se toma la dicha para viajar quién sabe dónde. Y los hoteles, ese no-lugar de impersonalidad agresiva es objeto de repaso en tonos de vodevil que tan bien le sienta a una poesía que no peca jamás de gravedad. Un disco para viajes cortos, acá nomás, para no entristecerse ni alegrarse demasiado.

 

 

Perro de playa – 1992- Man Ray. Una de las bandas más originales y frescas de los 90 dio también uno de los discos fundamentes del pop de una época. Ilda Lizarazu y Tito Lozavio comandaron Man Ray durante una década llenando de hits la radio y las pistas de varios veranos pero al mismo tiempo colaron en los walkman canciones de una profunda sensibilidad y hasta de una tristeza que ignoraron todos aquellos que se quedaron con la cáscara de estribillos pegadizos. Canciones en este disco como “Sola en los bares” una de las primeras historias de travestis del rock nacional, el cover de Charly GarcíaTierra sagrada” que colabora en el disco y esa catarata de hits que fueron “Caribe sur”, “Olvídate de mí” y “Perro de playa” son la mezcla perfecta entre sentimiento y diversión para pasar el verano caminando con pasito contento bajo el sol.

 


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