El 24 de marzo es una fecha especial para todos los argentinos. No puede pensarse de otro modo. Hay pocas marchas tan conmovedoras en nuestro país como la que evoca el día de la memoria. En pocas ocasiones se ve a lo que se llama la izquierda, al peronismo y al radicalismo desfilar por avenida de mayo y llegar hasta la plaza que por tantos años fue la plaza del dolor.

 

En esta ocasión, como en otras, ANDÉN se acercó a la plaza. La cantidad de gente que circuló por ella y sus aledaños, mayoritariamente joven, pero también de mediana y avanzada edad, fue algo sorprendente. El olor a hamburguesas y choripán tampoco estuvo ausente. Las pintadas, los diarios y periódicos, los panfletos y todo tipo de medio alternativo inundaron el derredor.

Hubo uno en particular que llamó la atención de cuantos caminaban por el lugar y de medios como “La Nación”, que publicaron sus observaciones. Fueron los afiches pegados por la organización de base (como ellos mismos se denominan) “La poderosa”. Estos afiches tenían a distinguidos personajes del mundo económico y periodístico, a quienes se los acusaba de ser parte, de ser cómplices, o de verse beneficiados por el último gobierno militar argentino.

Las denuncias callejeras incluían a personajes como Franco Macri (a quien se cuestiona el crecimiento de sus empresas durante el período militar y la estatización de sus deudas, realizada por el titular del Banco Central en el ‘82, Domingo Cavallo), Ernestina Herrera de Noble (de quien se resalta su papel en la fundación de la empresa Papel Prensa, que asoció el Estado a Clarín, La Nación y La Razón, condicionando la existencia del resto de los medios gráficos; así como la “adopción” de Felipe y Marcela), Mariano Grondona (por crear las “Bases Política para la Reorganización Nacional” firmadas por Agosti, así como sus asesoramientos y artículos publicados durante el proceso) junto a Mirtha Legrand, Mauro Viale, Constancio Vigil, “Chiche” Gelbling, Aldo Proieto, Julio Lagos, Raúl Portal, Mauro Viale.

El artículo del diario “La Nación” que recoge esta instalación sugestiona con su título: “Atacan a periodistas en afiches callejeros”. A pesar de no hacer mención del contenido, agregan a Magdalena Ruiz Guiñazú, vaya uno a saber por qué. Indirectamente, el diario de las hojas grandes destaca lo que podrá ser el anticipo del futuro, lo que se viene.

Como punto más alto del encuentro por la memoria, se leyó un documento firmado por las organizaciones Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, H.I.J.O.S., Hermanos, y Madres de Plaza de Mayo -Línea Fundadora-. No se habló allí del golpe militar sino del golpe cívico-militar. La distinción no es ociosa. No solo los militares intervinieron, instalaron y ejercieron el poder durante esos años (que tampoco se limitan al período ’76-’83, sino que se remontan al inicio de las operaciones paramilitares como la triple A), la línea argumentativa va dirigida directamente a ese presente que “La poderosa” destapa, que “La Nación” recoge y sugestiona.

Así dijeron: “Hoy se está juzgando a los represores, mano ejecutora del Terrorismo de Estado. Pero falta avanzar hacia el juicio a los cómplices que también se beneficiaron del plan político, económico, social y cultural de los genocidas”. Y continuó: “Por eso hoy queremos convocarlos a todos y a todas a luchar contra la impunidad de los cómplices civiles, los ideólogos y los beneficiarios del Golpe de Estado. Es necesario para profundizar la lucha por el Juicio y Castigo, obligarlos a que asuman su responsabilidad ante la Justicia y ante la sociedad”. Finalmente, concluye este primer argumento: “Es necesario avanzar sobre los cómplices civiles, que aún hoy siguen defendiendo sus intereses corporativos. Porque junto a la mano ejecutora de las fuerzas militares y de seguridad, se encontraba el poder de la Iglesia Católica, de empresas y empresarios, de medios de comunicación y periodistas, de entidades patronales y del Poder Judicial, entre otros”. Y no escatimaron nombres, destacaron a empresas como Ford, Mercedes Benz, el Ingenio Ledesma (de Blaquier), a la sociedad rural y a medios de comunicación “como el Grupo Clarín de Ernestina Herrera de Noble, La Nación de la familia Mitre, La Nueva Provincia de los Massot, y los periodistas que vanagloriaron a las Fuerzas Armadas como Samuel Gelblung, Mariano Grondona, Mauro Viale y Joaquín Morales Solá”.

No poseemos ni el espacio ni la capacidad para reproducir y analizar la totalidad del documento cuya riqueza es inapreciable. Baste decir que uno se va de la plaza con la sensación de saber el futuro político (así como cuando se acerca a los comités o unidades básicas para enterarse de qué está pasando realmente en el mundo político).

Hay, sin embargo, dos cuestiones que no pueden dejar de pensarse: La primera es las vinculaciones entre política y justicia, ¿cómo un acto político anticipa lo que la justicia hará?, ¿no son utilizados los espacios jurídicos con fines políticos?, ¿cuáles son sus implicancias?, ¿existe realmente algo como la “objetividad” que la justicia se autoproclama?, ¿tiene algún sentido? La segunda idea que vale pensar se resume en un juego de asociaciones: ¿Los (escasos) argumentos del diario “La Nación” iban realmente dirigidos hacia “la Poderesa” o pueden –y deben- asociarse al documento leído en el acto? Entre tantas perplejidades, aún hay cosa que pueden afirmarse solemnemente: la Plaza, aquella que supo contener el dolor y que hoy se llena de amor, es y será de las Madres■

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