El trayecto recorrido en las capacitaciones a docentes de la Provincia de Buenos Aires, en el marco del programa Conectar igualdad, pone ante nosotros nuevos interrogantes que nos invitan a pensar nuevos formatos de trabajo, integrando las tecnologías de la información y la comunicación (tic) en el escenario de la escuela especial de este tiempo.

Cuando se acabaron las explicaciones propias del mundo moderno -cargado de cientificismos y positivismos, cientistas sociales, educadores, comunicólogos y algunos más…- nos vimos envueltos en un territorio de incertidumbres, misterios, que nos generaron nuevos posicionamientos.

No era para menos, nada mejor que las taxonomías encajonadas, enfrascadas, clasificadas. Desde este lugar, pareciese que la realidad se nos presenta en un horizonte de pura respuesta y poca pregunta. Tranquilos y sin preguntarnos hemos atravesado guerras, cataclismos, holocaustos, bombas nucleares. La escuela fue testigo de dichos acontecimientos aún sin solución.

Pero el viento sopló… Allá sobre fines del siglo pasado e inicios de este, algunas ideas, categorías y conceptos que colgaban del gran paraguas del imaginario social, techo del mundo, cambiaron de lugar.

Con alta cuota de visibilidad aquellas siglas “de los 90”, NEE (necesidades educativas especiales) por suerte fueron abandonadas y con ellas las políticas donde el uno a uno no colocaba plus sobre ningún objeto o cosa que perteneciese a este mundo, todos teníamos una necesidad educativa especial.

Claro, ¿por qué no? Pero las necesidades educativas especiales derivadas de una discapacidad ameritan un plus, un índex diferente. Esto en términos de políticas públicas significó y significa que, cuando una discapacidad se hace visible, genera para el Estado un compromiso y responsabilidad en términos de atención y de presupuesto. Aquello que no tenía pregunta pero que tenía respuesta comienza a caminar por caminos de incertidumbre. Porque claro, es hablar de la discapacidad sin velos, con mayúsculas, pero es al mismo tiempo algo que se desconoce. Planteado de este modo, no se conoce su impacto. Ese otro está ante mí, aparece así la primera pregunta: ¿qué es lo que provoca “el otro”?

Se me presenta, se me hace visible, me demanda. Construye identidad y subjetividad en un mundo en constante movimiento, una sociedad que muta, donde todo corre en término de certezas a una sociedad cargada de incertidumbres, donde empieza a adquirir valor el misterio “del otro”. Otro que se pronuncia, que sacude posicionamientos, ideologías y éticas.

Hoy la Educación Especial, en la Provincia de Buenos Aires, es una Modalidad Educativa que atraviesa todos los niveles de la enseñanza y con ella los sujetos: personas con necesidades educativas especiales derivadas de una discapacidad habitan sus escuelas en la sede de esta o en proyectos de integración en otros servicios / escuelas en diferentes niveles y modalidades. Suman además otro principio al de igualdad de oportunidades: la terminalidad de los estudios, que plantea el cursado del nivel medio, pensando en las discapacidades pero también en las ciudadanías.[1]

En este escenario donde van desapareciendo las escalas, las graduaciones y comienzan a plantearse trayectorias educativas integrales y singulares, también aparecen los nuevos lenguajes, la multi-alfabetización, la exaltación de un mundo icónico, donde la primacía de las imágenes impacta en la descentralización del libro.

Los niños, todos, y los jóvenes, todos, son parte de una nueva cultura pre-figurativa (Margaret Mead: 2000)[2]. Llegan jóvenes a un mundo que es viejo. Aquí incluimos también aquellos que, portantes de discapacidad, habitan estos territorios, donde los lenguajes analógicos han ido mutando a lenguajes digitalizados; donde el zapping ha desmontado el espacio / tiempo y la linealidad; donde la hipertextualidad acompaña el total de los formatos en línea; donde la Web es el espacio atractivo de todos los niños y jóvenes, con o sin discapacidad; donde los archivos en una carpeta van a la par del uso de la memoria inmediata.  

Cabe aquí preguntarnos ¿qué es lo que provoca “lo otro” que se desconoce? Nuevo interrogante con el que trabajamos a diario en los encuentros de capacitación que realizamos desde fines del 2011 en Escuelas Especiales de la Provincia de Buenos Aires, a partir de la entrega de Netbooks a los alumnos que transitan en las sedes, de la mano del Programa Conectar Igualdad.

Aquí retomamos las explicaciones iniciales. Los conocimientos, contenidos propios de la escuela académica, escuela de la modernidad, se ven sacudidos por el impacto de la aplicación de nuevos Diseños Curriculares a partir del año 2006/ 2007 en todo el sistema, en sus niveles y modalidades que plantean propuestas curriculares, a los que se suma además la implementación del uso de nuevas tecnologías de la información y comunicación en las aulas de las escuelas especiales bonaerenses de la mamo del Programa Conectar –Igualdad.

Los docentes que habitan la escuela hoy tienen ante sí un escenario cambiante, oscilante, montado aún en la cultura letrada, asediado por la cultura mediática y demandado por la cultura tecnológica, en tensión, con sujetos provenientes de sectores populares, multiculturales, multiétnicos, algunos de ellos sujetos además con necesidades educativas especiales derivadas de una discapacidad o sujetos con multi-discapacidades con los cuales son necesarios abordajes de mayor complejidad.

Seguramente, la incertidumbre para intervenir nos plantea que no se tiene todas las respuestas; sí en cambio, se nos generan abundantes preguntas: ¿ellos, “esos otros” podrán con las tic?, ¿se puede plantear el uso pedagógico de las tic en las aulas de la Educación Especial?

Hoy no solamente decimos que es factible sino que además las operaciones de pensamiento que generan los objetos de aprendizajes realizados en multimedia plantean amplias operaciones de pensamiento, que ponen en jaque más de un diagnóstico y presunto pronósticos de educabilidad.

“El otro” y sus misterios y “lo otro”: las tics y su impacto en las aulas de la educación especial son dos nuevas categorías que abren nuevos interrogantes, plantean numerosas preguntas que nos invitan a reescribir nuevamente la escuela… y la discapacidad esta vez en el Server[3].

Hay una nueva forma de mirarnos, de mirar y de ser mirado. Hay nuevas formas de pensar, de leer, de sentir, de percibir; si sabemos que las tics no son solo la solución para el enseñar y el aprender de un sujeto con discapacidad. Sus discapacidades no se desdibujan, ni se atenúan, solo que en el marco del enfoque social de la discapacidad, el proyecto de vida de los sujetos comienza a inscribirse en el campo de la autonomía y ciudadanía. 

Algunas respuestas más a posibles interrogantes o quizás nuevas lecturas críticas, luego de nuestro trabajo de capacitación en territorio:

  • La autoridad docente no será jaqueada si se aviene a “entender” esta nueva subjetividad mediática.
  • Se trata de pensar la escuela en un ecosistema comunicativo, donde familias, niños, jóvenes y nuevos lenguajes anclen proyectos conjuntos en términos de comunidades de práctica y aprendizaje.
  • Las tics y las nets no son sin la intencionalidad y la toma de decisiones de un docente orientadas en lo cotidiano del aula, a sumar intentos para brindar más y mejores aprendizajes

[1] Resol Nº1269 /11 y Resol Nº4418/11 de la DGCy E -DEE

[2] Barbero, Jesús, Heredando el futuro (artículo académico) 2009.

[3] Server: Dispositivo central que aloja la computadora “madre”. El servidor permite la conexión Intranet en el espacio total de la escuela a través de sus routers.o acces-point

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