Para comenzar a hablar sobre la discapacidad debemos empezar entendiendo algunas cosas. Según la real academia española discapacitado es toda “persona que tiene impedida o entorpecida alguna de las actividades cotidianas consideradas normales, por alteración de sus funciones intelectuales o físicas”. ¿Pero por qué debemos enfocarnos en las dificultades y no en las posibilidades?

Lo que muchos desconocen es que el vocabulario que se utiliza para este tipo de enfermedades se modifica continuamente. ¿Cuál es el disparador para que esto ocurra? Que los términos comiencen a ser usados de manera despectiva o como insultos. De este modo, a quienes antes se llamaba discapacitados hoy se los conoce como “personas con capacidades diferentes”. ¿Por qué? Porque se consideró que las personas deben ser nombradas por lo que pueden hacer y no por la problemática motriz con la que cuentan.

Con la actividad física pasa exactamente eso. Por ejemplo: cuando un paralítico cerebral hace un deporte como la natación, no se trabaja sobre lo que no puede hacer o se le dificulta sino que hay que hacer hincapié en las extremidades que mejor puede utilizar para lograr un mejor rendimiento físico y, por lo tanto, un impulso anímico muy importante para poder obtener otras mejorías, incluso en el ámbito personal. Esto se logró luego de varios años de estudios y experiencias: se dieron cuenta de que los resultados logrados resaltando las posibilidades eran mucho mayores y más rápidos que trabajando, en el caso de los paralíticos cerebrales, sobre los miembros más comprometidos por la enfermedad. En casos de amputaciones el ejemplo es obvio: no se puede actuar sobre la parte faltante sino sobre las que están intactas. Sobre los disminuidos visuales y ciegos se resalta el sonido y el tacto, para los hipoacúsicos y quienes padecen de sordera se aprovecha la visión realizando gestos exagerados para su mejor entendimiento.

En mi formación y práctica profesional tuve la posibilidad de aprender y experimentar sobre varios deportes y juegos adaptados para personas con capacidades diferentes. Entre ellas practiqué básquet en silla de ruedas, tórbol, fútbol para disminuidos visuales. No solo lo practiqué sino que también jugamos con personas mal llamadas discapacitadas. Como experiencia fue excepcional y muy educativa, seguramente más aún que estudiar solo la teoría. Quizás para que los veamos como nosotros, habría que estar en igualdad de condiciones, solo así podríamos ver que no tenemos diferencias, sino muchas similitudes. Solo estando en su situación podríamos ver que lograron más de lo que uno logró sin dificultades.

Las diferencias entre las personas con capacidades diferentes y quienes no poseen ninguna enfermedad, malformación o amputación es cada vez menos obvia, la distancia es cada vez menor. Un claro ejemplo es el del velocista sudafricano Oscar Pistorius. Para aquel que no reconozca el nombre es un deportista paralímpico que tiene ambas piernas amputadas y utiliza para correr prótesis de fibra de carbono; él mismo solicitó competir en los juegos olímpicos convencionales y fue rechazado. Hasta ahí no hay nada que parezca extraño, pero si decimos cuál fue la razón por la cual no le permitieron competir es cuando la cuestión se vuelve controvertida. Según el Comité Olímpico Internacional, Pistorius no puede competir con deportistas olímpicos ya que obtiene ventajas de sus prótesis, y dichas ventajas no pueden ser aceptadas por el espíritu olímpico. No queda más que hacernos la siguiente pregunta: ¿Cuáles ventajas? ¿Utilizar prótesis en lugar de sus piernas es una ventaja? A cualquier persona le parecería que no, sin embargo el mismísimo COI decidió que era una ventaja. ¿A quién debemos creerle? Solo a nosotros y a nuestras convicciones. Cada uno es libre de pensar lo que quiera, pero a veces hay que abrir la cabeza, pensar dos veces las cosas.

¿Podrán las personas con capacidades diferentes realizar actividad física en cualquier institución deportiva sin distinción? ¿Llegará el día en que los deportistas olímpicos y los paralímpicos puedan competir como iguales? ¡Subo la apuesta! ¿Llegará el día en que un deportista paralímpico obtenga una medalla en una competencia convencional? En este momento se ve como algo lejano. Solo cuando las personas dejen de hacer diferencias entre sí, ya sea que las haya o no, cuando tratemos a nuestros iguales justamente como eso “iguales”, cuando las diferencias físicas dejen de ser más importantes que el deporte por el deporte mismo, que jugar por jugar, solo cuando se logre esto vamos a estar en condiciones de poder aceptar que tienen las mismas capacidades que cualquier deportista, o incluso más

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