La única utopía buena es la que tiene el buen tino de quedarse en el papel. El resto sólo se labra dejando tras y delante de sí un tendal espantoso de muertos e injusticias que sólo consideran aceptables los que se encuentran del lado sano del gatillo. Cuando una comunidad, una sociedad o una generación se encaminan en busca de ella más temprano que tarde acaban perdiéndose en sus propios pasos, como lo hacen los fieles de cualquier religión. La utopía que inspira y mueve y enamora es también la que obnubila y obliga a porfiar en el deseo aun cuando todo ha dado muestras de su imposibilidad. Fin sin medios, pura potencia sin forma.

Nuestro amor a la poesía nos obliga a seguirla, como sigue el burro a la zanahoria y vamos mascando su nombre entre dientes de la mañana a la noche y de la noche a la mañana. Hasta que un día los velos del futuro se corren y la visión de nuestro esfuerzo nos devuelve la insatisfacción de lo logrado. Hay quienes dicen que eso sirve de aliciente, de inspiración y de musa para hacer de este un mundo mejor, para no dejarse marchitar por las tribulaciones cotidianas. ¡Puro optimismo ecuménico! Prefiero pasar de la utopía, canto de sirenas de los que no tienen poder. Prefiero pasar del poder, excusa civilizada de la violencia. Me quedo aquí, donde los dioses me han traído, para trabajar con fuerzas humanas, por problemas humanos que requieren de negociación, de duda y de incertidumbre, donde lo único seguro son la muerte y el riesgo de que nuestras dudas y nuestras certezas lastimen a otros aun sin quererlo. Por eso 5 discos 5 cínicos, que no esperan nada más que lo que se les es dado. Porque esperar y trabajar por la utopía es cosa de gente con tiempo libre, hippies chics con culpa de clase y señoras fans de Leonardo Fabio■ 

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 Hole – 1970 – Lord Laro. Es simple, el calypso, un ritmo originario de Trinidad y Tobago, algo así como uno de los padres putativos del regaee, no es lo que se dice una música comprometida. Surgida entre playas y negros descendientes de esclavos, es más que nada una música relajada sin más preocupaciones que lo que pasará esta noche cuando los cócteles estén servidos y la compañía de turno, lista para compartir la pista de baile. Laro fue uno de los exponentes de este género –aunque no sólo se limitó a él– y, si bien su nombre ya no suena tanto como ayer, debe decirse que brilló enormemente por sus pampas. He aquí el eslabón perdido entre los viejitos piolas del Buena Vista Social Club y el Bob Marley más accesible. Sin utopías, sólo relax.

 

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75_01-DUJOVSantificarás la fiesta 2008 Simja Dujov. Una de las peores y mejores cosas que nos legó Manu Chao es el mestizaje musical que impide la categorización y nos lleva a una transversalidad que a veces roza el absurdo. Un militante del judaísmo más heterodoxo que hace klezmer, música balcánica, cumbia, cuarteto y demás variantes latinoamericanas, filtradas por el tamiz de un dj. Todo lo que la Mitteleuropa tuvo intenciones de negar potenciado por el fernet y las sierras cordobesas de donde es oriundo este desclasado de las clasificaciones. Un poco de Matisyahu, un poco de Goran Bregovic, una pizca de Rodrigo, algo de La Nueva Luna y…¡Plop! La utopía de los pueblos del mundo bailando al son de una revolución basada en la celebración del puro goce. En su escucha, sobrevuela la impresión de que, como artista, Dujov sabe algo sobre el futuro que nosotros no.

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75_05-LOS CORONASSurfin’ Tenochtitlan 2005 – Los Coronas. No hace falta andar gritando el no future para dar a entender que no hay nada que esperar. La mejor banda española de música surf y texmex hace una revisión en clave posmoderna de un pasado onírico plagado de bikinis, de playas azotadas por el sol y del calor agobiante de carreteras en mitad del desierto circa Jack keroac, Quentin Tarantino y el Douglas Coupland de Generación X. Guitarras, trompetas, cadencias de baterías latosas que no aspiran a quedar como ejemplo de nada. Un recorrido por 16 tracks a pura velocidad y virtuosismo instrumental, que no miran hacia delante buscando un horizonte que anule el presente, sino que lo hacen hacia atrás buscando encontrar los elementos que permitan reorganizarlo. ¿Rock vintage? ¿Música de gueto? No, un ejercicio de disfrute hedonista.

 

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 75_02-HEDAwBest Of Tokyo Ska 1998 – 2007 – Tokyo Ska Paradise Orchestra. Japón no necesita pensar en el futuro porque le llegó hace rato. Y así como en sus calles convive la tradición, en su expresión más pura, junto a la utopía hipertecnificada, también lo hacen géneros impensados, como el ska, que salvo honrosas excepciones parecieran haberse agotado en el mundo occidental. La Tokyo Ska Paradise Orchestra, en activo desde mediados de los 80, no rinde culto a un sonido en plan retro. Lo que hace es ejecutar un sonido vivo, bullente, desenfrenado que da y toma del bebop, del cool, y del jazz en general. Este grandes éxitos, por momentos excesivo, por momentos algo monótono, es el ejemplo cabal e inapelable de que no vale la pena una revolución en la que no se puede bailar. En suma, filas de vientos a todo pulmón para que las patitas no paren de moverse.

 

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75_04-voodoo-zombie-santa-muerteSanta Muerte 2011 Voodoo Zombie. El interés por zombis, vampiros, caníbales, robots asesinos y cuestiones demoníacas tiende a distraer la reflexión sobre el poder y el mundo al que se aspira, o no. Porque debe haber algún vínculo entre el mundo real y la ensoñación escatológica y conspirativa de un mundo oculto, donde ocurren cosas que nos negamos a ver. Será por eso que, cuando ese discurso adquiere forma metafórica o literal, el resultado acaba siempre en las orillas. Será por eso que el psichobilly y el punk garagero de los chilenos Vodoo Zombie nunca sonarán en las radios. O será por eso que lo mejor que podría pasar en un mundo digitado por esta gente sea un Apocalipsis desbordante de monstruos donde Satán dicte las reglas del juego, es decir, nada muy distinto a estos tiempos en que el peronismo ha probado sangre y sale a la calle pidiendo lo que siempre le faltó: cerebros.

 

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