Filosofía ¿una unidad curricular innecesaria para la “Nueva escuela secundaria de calidad”?

Desde principios de este año escolar, en todas las Escuelas Medias de la Ciudad de Buenos Aires, se están realizando jornadas propuestas por el Gobierno de la Ciudad para que los docentes, junto con los directivos, analicen el nuevo pre-diseño curricular que busca dar cuenta de ciertas falencias de la Escuela Media actual. Por ello, el Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires pone en marcha una tarea de revisión y adecuación de la escuela secundaria orientada. Considera que esta es una oportunidad que permitirá mejorar la oferta educativa jurisdiccional, potenciar la significatividad de la experiencia escolar y los niveles de aprendizaje, y promover una mayor variedad y actualización de los formatos pedagógicos, los contenidos y las estrategias de enseñanza. Asimismo esta reforma reconoce la necesidad de asegurar la homologación federal de los títulos según la normativa emanada del Consejo Federal de Educación. Enmarcan este proceso las Resoluciones CFE Nº 84/09, 93/09 y 191/12 y los Marcos de Referencia para la Escuela Secundaria Orientada.

Ahora bien, para llevar a cabo este proyecto pedagógico, se proponen modificaciones significativas en las unidades curriculares comunes a los planes de estudios que a la vez, implican la desaparición de ciertas orientaciones de las escuelas con orientaciones específicas como ser: gastronomía, jardinería, etc.

Como resultado de las jornadas que se han realizado hasta ahora, los docentes nos hemos reunido para analizar la fundamentación de la NESC en la que se destaca la propuesta de re-estructuración de las unidades curriculares. Dicho cambio apunta, supuestamente, a una formación integral de los estudiantes que se debe nutrir con los conceptos y modos de conocer de la filosofía, la historia, la antropología, la sociología, la economía, la política y la psicología entre otras Ciencias Sociales. Ahora bien, si en la propuesta original, los estudiantes deben optar por cursar Filosofía o Psicología ¿cómo se podrán nutrir con dichas formas de pensar si no tendrán acceso a ellas de forma conjunta? ¿cómo construir sujetos con pensamiento crítico, ciudadanos responsables, abiertos al diálogo si las disciplinas que brindan una mirada reflexiva son desestimadas por el sistema educativo? Es decir, se les está negando la posibilidad de acceder a una nueva forma de analizar la realidad, se los priva de las herramientas necesarias para complejizar su pensamiento, como si el objeto de estudio y las categorías de análisis de ambas disciplinas fueran similares. 

Toda actividad humana implica alguna forma de pensamiento, sólo que esta actividad esencial y característica del hombre, que como profesores de Filosofía y Psicología deseamos resaltar, está en tensión con la realidad cotidiana en la que nos vemos insertos. Esta es una mera imagen de la época en la que el mercado ha invadido hasta el concepto de particularidad curricular, y la palabra invadida genera y refleja desconcierto, crisis y sensación de vacío. Por lo tanto, ¿qué se espera de la filosofía y de la psicología? ¿qué esperamos generar con ellas?¿a qué campo nos debemos abocar cuando sólo tenemos para pensar imágenes fragmentadas de nuestra subjetividad? Si bien, la respuesta pareciera no ser clara en un mundo en donde la filosofía “no tiene sentido” para el mercado, dentro del aula todo se resignifica: el aula es el lugar necesario para generar un movimiento transformador. Hoy en día, el pensamiento es un esfuerzo de la cultura por superar un juicio apocalíptico y negativo que caracterizó a la sociedad. ¿Cómo se puede esperar una «Nueva Escuela de Calidad” si no hay un espacio para generar pensamiento crítico? ¿a qué se refieren con “educación de calidad”? ¿qué sea funcional al sistema del mercado como un producto que debe pasar el “control de calidad”?

La Filosofía y la Psicología en la escuela son espacios de creación que enriquecen y transforman tanto a los estudiantes como a los docentes, son espacios irreemplazables. En el proceso de creación, irrumpe lo nuevo, hay una apuesta por la capacidad de crear perspectivas de cambio. Se necesita generar el deseo por esta transformación ya que esta condición nos permite apropiarnos de algún interrogante que revierta el “no pensar”, la falta de reflexión convierte al pensamiento en un objeto importado como tantos otros que compramos cotidianamente. Son espacios éticos, en los que los estudiantes nos interpelan, nos atraviesan y a los que debemos responder desde su necesidad y desde su rol como subjetividades ciudadanas. Porque la filosofía y la psicología nunca dejaron de ser praxis, nunca dejaron de involucrarse con la cotidianidad, los docentes de filosofía y psicología no queremos renunciar a nuestro deseo de enseñar, no queremos abandonar nuestro lugar de resistencia, nuestro lugar de esperanza, nuestro lugar con los estudiantes

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