Existen tantos tipos de basura como de actividades del hombre. En nuestra vida cotidiana nos cruzamos con muchas de ellas.  ¿Pero qué ocurre con aquellas con las que la mayoría de las personas no estamos habituadas a tratar; en este caso, ¿los residuos patológicos?, ¿qué son? ¿Qué protocolos se deberían seguir en su tratamiento? Un pequeño acercamiento a este tema gigante.

 

¿Qué son los residuos patológicos?

Por definición, son todos aquellos desechos o elementos materiales en estado sólido, semisólido, líquido o gaseoso, que presentan características de toxicidad y/o actividad biológica, que puedan afectar directa o indirectamente a los seres vivos, y causar contaminación del suelo, del agua o de la atmósfera; generados con motivo de la atención de pacientes, así como también en la investigación y/o producción comercial de elementos biológicos[1]. Este tipo de residuos son generados en varios espacios: laboratorios de investigación biológica o medicinal, clínicas, hospitales, consultorios privados. En esta ocasión me voy a referir a la basura generada en los hospitales. Allí es mucha la cantidad de residuos de este tipo que se generan a diario. Pero las preguntas más importantes son: ¿Qué se hace con estos residuos?, ¿cuál es el tratamiento que se les da, desde el momento en el que son generados hasta que se eliminan?

¿Cómo se procesan?

Sabemos que, por ser infecciosos, el contacto con ellos no es precisamente recomendable, y que necesitan un proceso de eliminación especial, diferente al que se le realiza a los residuos llamados domésticos (los que vos, yo, todos generamos en nuestras casas). Para ubicarnos un poco en el mundo de los residuos intrahospitalarios, podemos nombrar que desde el momento en que se generan son separados de los residuos comunes. Hay contenedores especiales, llamados descartadores, para todos los elementos corto-punzantes (agujas, escalpelos, ampollas de vidrio, etc.). Estos son unos recipientes de plástico grueso, de diferentes tamaños, que por el espesor de sus paredes no permiten que alguno de los elementos arrojados en su interior las atraviese. Así también existen bolsas de residuo diferenciadas. Las de color rojo (bolsas especiales, muchísimo más gruesas que las bolsas de residuo comerciales), en las cuales deben desecharse todos aquellos sólidos, patógenos en sí o que hayan estado en contacto con algún patógeno; y las de color negro (del mismo grosor que las comerciales) en las cuales se desecharán el resto de los residuos, a los que más arriba me referí como domésticos (papel, cartón, desechos de baños o cocinas del personal hospitalario, etc.). Esto como para tener una idea desde dónde parte una clasificación intrahospitalaria de los desechos generados, para después seguir con su eliminación, diferenciada y, en teoría, protegiendo al medioambiente (incluyendo pobladores cercanos) de su posible contaminación e infección.

Una visión más cercana

Ahora me toca hablar de los hospitales de la Provincia de Buenos Aires, pero yo me voy a enfocar en uno en particular: el Hospital Simplemente Evita de González Catán. Allí, el manejo es más o menos el mismo que en cualquier establecimiento generador de residuos patológicos. Existen contenedores especiales tal como los que nombré en el párrafo anterior, donde los residuos son arrojados y separados por tipo, en cada uno de los sectores del hospital (laboratorio, rayos, internación, etc). Luego los empleados de maestranza, encargados del área de limpieza en el hospital, pasan por todos los sectores a recoger las bolsas, tanto rojas como negras. Los residuos domésticos van a un contenedor, ubicado en el estacionamiento del hospital, donde son retirados por la empresa Martin y Martin día por medio. Y los residuos patológicos, son cerrados con un precinto especial y colocados en otro sector, fuera del edificio, en unos contenedores particulares. De ahí son retirados por la empresa de tratamiento de residuos patológicos (empresa privada, contratada por el Estado para hacerse cargo del trabajo). Vale aclarar que tanto los precintos como las bolsas rojas son entregados por la misma empresa privada. Esta información es la que me facilitaron los empleados de maestranza del hospital, cuando quise interiorizarme un poco en el tema.

Una vez en manos de la empresa, los residuos son llevados a las plantas de tratamiento. Allí pasan por un proceso de esterilización en autoclave por calor húmedo. Básicamente, se colocan los residuos en un recipiente metálico, el cual conserva una presión y temperatura determinadas durante cierta cantidad de tiempo, el suficiente como para destruir todos los microorganismos que puedan contener. Luego, los residuos esterilizados son incinerados convirtiéndose en gases, emitidos a la atmósfera, y en cenizas, dispuestas posteriormente en rellenos de seguridad. En este punto podría cuestionar la forma de eliminación y no estar de acuerdo con la incineración de basura (de la basura toda, no solo la proveniente de hospitales), haciendo notar que en definitiva afecta al medioambiente. Por otro lado, sería inmiscuirme en un tema bastante complejo, ¿qué hacemos con la basura que generamos constantemente, si necesitamos eliminarla y a la vez deseamos cuidar el lugar donde vivimos? No mucho tiene que ver con el fin de este artículo. Prefiero dar mi punto de vista frente a algo más cercano, de lo que conozco un poco más, y es mucho más fácil de mejorar.

Es sabido por todos que muchas veces no tenemos todos los recursos a plena disposición. Y en este caso, refiriéndonos al manejo de residuos hospitalarios, hay ciertas cosas que sería bueno cambiar para cuidar la salud de la comunidad hospitalaria (tanto de trabajadores como de pacientes y de los familiares de los pacientes); por ejemplo, el personal no posee ciertos artículos para la recolección de estos residuos en los distintos sectores del hospital, tales como barbijos y delantales especiales, que servirían de protección frente a cualquier accidente. En cuanto al almacenamiento de los residuos, previo viaje a la planta de tratamiento, y basándome en la ley de Residuos Patogénicos 11347 de la Provincia de Buenos Aires que dice: “El sitio de almacenamiento final de los residuos, dentro de los establecimientos, consistirá en un local ubicado en áreas exteriores al edificio y de fácil acceso”[2],y da una lista de características detalladas en la misma ley, tales como paredes y piso lavables, aberturas de ventilación protegidas para evitar el acceso de insectos y roedores, entre otras. Sin embargo, el cuarto disponible para este fin (que actualmente no posee una puerta) no da abasto, y una parte de las bolsas rojas se acumulan al costado del este, donde reciben el sol del día y están al alcance de cualquier curioso animal que quiera acercarse a ellas. Inclusive, estas bolsas se deben mantener en tachos especiales de color rojo y plástico resistente hasta que sean llevadas a la planta de tratamiento, lo cual tampoco se respeta en muchas ocasiones. El Hospital no cuenta con la cantidad suficiente de tachos de este tipo, por lo que algunas de las bolsas quedan simplemente en el suelo, sin protección alguna.

Para concluir, en general hay falta de información, muchos de nosotros no conocen el real peligro de este tipo de residuos, y en este punto tengo que incluir no solo a los trabajadores del hospital, sino a los pacientes y a sus familiares, quienes en muchos casos tienen este tipo de residuos en sus manos y no conocen cómo protegerse de ellos. Como casi en cualquier ámbito, la educación es clave: solo conociendo cuál es la forma correcta de hacer las cosas, podemos actuar de mejor manera y reclamar a quien corresponda una correcta gestión de residuos hospitalarios.

83-YAPUR02


[1] http://www.ms.gba.gov.ar/habilitaciones-tratamiento-de-residuos-patogenicos/
[2] http://www.ms.gba.gov.ar/habilitaciones-tratamiento-de-residuos-patogenicos/
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