El camino y las paradojas de una publicación que se propone como encuentro de conocimientos, reflexiones y miradas sobre la ciudad. De lo digital al papel (y cómo transitar la evolución tecnológica). Un espacio de opinión que desconfía de la academia y del mainstream mediático.

Suelo decir que Café de las Ciudades es hijo de la crisis argentina (específicamente, la de 2001/2002). La creación de una revista digital dedicada a las ciudades y el urbanismo fue mi respuesta a la falta de trabajo en lo personal y al abandono de la cuestión urbana como tema de agenda política. Se vivía en aquellos tiempos la caída por propia inconsistencia de uno de los caballitos de batalla del neoliberalismo, como fue la teoría de la “competencia entre ciudades” y la concepción del planeamiento estratégico como herramienta de facilitación de  negocios. Y si lo viejo no terminaba de morir, lo nuevo ni siquiera empezaba a nacer; de hecho, no tenemos aún la agenda y mucho menos la teoría de las ciudades para vivir, para cambiar la vida y mejorar el mundo.

El manifiesto del primer número tiene algo de ingenuo, pero sigue definiendo quienes somos y nuestros principios:

Café de las Ciudades es un lugar en la red para el encuentro de conocimientos, reflexiones y miradas sobre la ciudad. No es propiedad de ningún grupo, disciplina o profesión: cualquiera que tenga algo que decir puede sentarse a sus mesas, y hablar con los parroquianos. Amor por la ciudad (la propia, alguna en particular, o todas, según el gusto de cada uno), y tolerancia con las opiniones ajenas, son la única condición para entrar. Hay quien desconfía de las charlas de café: trataremos de demostrarle su error. Nuestro café está en cualquier lugar donde alguien lo quiera disfrutar, pero algunos datos ayudarán a encontrarlo. Estamos en una esquina, porque nos gustan los encuentros, y porque desde allí se mira mejor en todas las direcciones. Tenemos ventanas muy amplias para ver la vida en las calles, y no nos asustan sus conflictos. Es fácil llegar caminando a nuestro café, y por eso viene gente del centro y de todos los barrios (sí alguien prefiere un ambiente exclusivo, que se busque otro lugar). No faltaran datos sobre cafés amigos, porque nos gusta andar de bar en bar: ¿cómo pedirle a los parroquianos que se queden toda la noche en el nuestro? Esa es la única cadena a la que pertenece el café de las ciudades: la de todos los cafés únicos e irrepetibles, en cualquier esquina de cualquier ciudad.

Hoy tenemos 4.000 suscriptores/as, en general profesionales de las diversas disciplinas que se interesan en la ciudad (¡no solo la Arquitectura!) y residentes en los más diversos lugares del mundo, en particular América Latina (no solo la Argentina). En 2010 llevamos el café al campo de la palabra impresa y fundamos nuestra Editorial, que al día de hoy tiene publicada una treintena de títulos; con gran esfuerzo hemos puesto en circulación los trabajos de muchos de los más destacados especialistas en la cuestión urbana en idioma castellano. No es la menor de nuestras paradojas haber pasado del espacio virtual al papel, en sentido contrario al usual… A las redes sociales llegamos más tarde, y continuamos en el camino de aprender y perfeccionar las claves de su llegada (esperamos completar el aprendizaje antes que Facebook y Twitter desaparezcan). Actualmente estamos en un proceso de rediseño editorial y tecnológico para adaptarnos mejor a las nuevas condiciones de la circulación de ideas y servicios.

No somos, no queremos ni nos gustaría ser una revista académica/científica. Desconfiamos de sus indizaciones y sus ranking de “impactos”, de sus citas endogámicas y del perceptible imperialismo de un sistema que privilegia el idioma inglés por sobre la formación y discusión del conocimiento. Nuestro fuerte es (o pretende ser) la opinión pronta y fundamentada sobre los temas urbanos, en lo posible en simultaneo con su acontecimiento. Eso nos acerca al periodismo, o a una suerte de periodismo especializado. Pero también desconfiamos del “mainstream” del periodismo, y no solo de las grandes corporaciones mediáticas tan cuestionadas (con toda justicia) en los últimos tiempos. De lo que se publica periódicamente (que eso es el periodismo) rescatamos algunas publicaciones a las que encontramos algunos puntos en común con Café de las ciudades: esta revista Andén, o Panamá, Anfibia, Crisis, Paco, Barcelona y algunas más, y seguramente algunas de similar valía que aún no conocemos.

Somos lo que publicamos, y hacemos lo que nos gusta, lo que queremos, lo que podemos.
www.cafedelasciudades.com.ar

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