5 discos 5 para el pueblo ideal – Andén 52

Vivir en una ciudad es cómodo pero a su vez es comprarse un problema en cuotas. Hay algo en el amuchamiento que es desagradable, los olores, los humores a destiempo de uno, la polución visual que nos pone un culo en la cara en cada puesto de diarios, los colectivos y los trenes a deshoras, los cortes de avenidas y un larguísimo etcétera con el que convivimos a diario. No es que la vida en pueblos y barrios suburbanos sea mejor o más tranquila. Esa es una idealización pequeño burguesa que añora lo que no tiene porque no quiere. La vida en comunidad es difícil, ardua. Y lo es porque la presencia de los otros es un mal necesario, porque los necesitamos para vivir y están ahí lo queramos o no. Pueblan nuestros sueños y nuestros gestos más vagos.

5 discos 5 para saltarines de fronteras – Andén 51

La figura del extranjero siempre ha sido fascinante. Alguien venido de lejos que rompe el “nosotros” y con su mirada o su sola presencia quiebra la calma chicha de la semejanza. ¿Por qué? Porque no se nos parece, o tiene otros hábitos, o simplemente viene de allende la frontera para ganarse el pan o conocernos. Los palurdos de siempre dirán que el extraño viene a robarnos el trabajo, los hospitales, la asistencia social pero lo cierto es que los extranjeros han poblado el mundo desde que los albañiles lo alzaron de la tierra yerma porque todos lo somos.

5 discos 5 para el viento que es viejo y todavía sopla – Andén 50

¿Por qué hablar nuevamente de la vejez, y de la muerte que siempre la circunda? ¿Será por que acaso el cronista de discos ya no resiste con tanta algarabía la resaca? ¿Por qué ya es tarde para convertirse en ninja, en niño prodigio, en actor porno? ¿Por qué envejecer implica reconocer las limitaciones y el principio de realidad y las obligaciones y todo eso tan pesado que uno se carga sobre los hombros cuando suena el despertador a las seis de la matina? ¿Qué es lo que ven los viejos cuando miran para atrás? ¿Cuándo ven a sus nietos? ¿Qué ve un viejo en facebook cuando busca a sus amigos que no estarán nunca porque se han ido muriendo antes de cargar sus fotis? ¿Y el que vivió mucho y de tanto vivir se da cuenta de que hay cosas que ya no recuerda? ¿Cuándo descubre que esos amores que casi lo llevan a la muerte se volvieron una anécdota de 5 minutos una noche de sábado entre otras historias, entre narraciones gastadas como esos libros húmedos y ajados del desván?

5 discos 5 para viejos, muertos y demás defectos del mundo – Andén 49

«Morir es una costumbre que suele tener la gente” decía Borges. Y es así, a veces la gente tiene el poco tino de morirse y dejar cosas a medio hacer que es, en el fondo, la mejor forma de espichar: con proyectos. Porque esperar la muerte sin sueños ni anhelos ni cosas por hacer, es ir menguando lentamente y la muerte es poco generosa con los que no le presentan batalla. Y como le importa un carajo si uno ha sido un buen o un mal presidente, un adolescente iracundo o un viejo fan de González Oro, bien nos vale a nosotros hacer la distinción por ella, para diferenciarnos, para decirle que a nosotros sí nos importa quienes se mueren, porque hay gente que la merece más y hace más fuerza por ganarla que otra, aunque después de cierta edad todos nos merezcamos un guadañazo bien dado por lo que hicimos, hacemos u omitimos.

5 discos 5 para copular gratamente con la tecnología – Andén 48

En tiempos del mp3, la tecnología lo atraviesa todo. La mayoría jamás comprenderemos cabalmente cómo el sonido de un ukulele pasó al gramófono, al disco, al magazine, al cassette, al cd y al ipod (o sus variantes más baratas). Lo cierto es que ese cambio tecnológico transformó para siempre los modos de escuchar música, de comprarla, de hacerla y de consumirla. Los puristas del sonido hi fi dirán, con razón, que el cambio tecnológico ha sido para peor, que el cd suena mal en comparación al vinilo, que el mp3 deja fuera un universo de texturas en pos de un aumento del rango dinámico, del volumen y del fast food musical del celular. Pero también es cierto, gracias a los dioses, que la tecnología ha permitido a muchos hacerse gratis de muchos aspectos culturales que antes de, por ejemplo, internet hubiese sido imposible pagar sin vender antes algún órgano.

5 discos 5 para golpear al golpista que todos llevamos dentro – Andén 47

Golpistas sobran. Siempre estará el dueño de la pelota amenazando con terminar el partido si no se juega con sus reglas. Los caprichosos que no se resignan a perder su cuotita de poder, su billetín, su palquito de oradores. O los que quieren su pelota, su poder, su billetín y su palquito sin habérselos ganado. Y su resentimiento mata. Ecuador se salvó por un pelito y aún está en veremos; otra suerte corrieron Honduras y Níger en donde los malos de una forma u otra se quedaron.

5 discos 5 para el Otro en Uno – Andén 46

El infierno son los otros, no hay nada que hacerle. Mucho respeto, mucha integración pero los que nos joden siempre son los otros. El único “nosotros” más o menos viable es el que encontramos en el solipsismo más cerril. Porque el otro siempre es puro límite, es ahí hasta donde se puede llegar, es quien nos recuerda que no se puede todo, que la propia voluntad no tiene el control remoto del universo.

5 discos 5 para no llevarse a marzo pensamiento científico – Andén 45

Unos muchachos muy interesantes de la edad media, los llamados averroistas latinos, sostenían, a grandes rasgos, que hay dos modos de acceder a la verdad: la razón y la fe. Y que al entrar en conflicto una y otra era la fe la que salía perdiendo ya que, mutatis mutandis, Dios es omnipotente pero se atiene a la razón, porque es tan buena onda que ni te cuento.

5 discos 5 para el sindicalista buena onda y no camionero – Andén 44

¿Qué es un sindicato? ¿El fans club de un tipo de trabajo? ¿La sala de juegos de un montón de peronistas? Comentario gorilón, es cierto, pero los sindicatos en este país tienen ese matiz peronemlin, ese aire de familia con el león herbívoro que los hace tan ¿simpáticos? Muchachos robustos con caras de malos peleando por los derechos colectivos de los trabajadores. Puede ser que por mi edad no me haya tocado presenciar los años dorados del sindicalismo argentino, si es que fue dorado alguna vez, pero luego del deslucido papel con el que actuaron durante el menemismo… Bueno, es como si no hubiera mucha gloria para contar ¿no? Para no hablar del querido Casildo Herrera, que nunca supo nada, que se borró.