Un sistema, sus métodos de permanencia. El principal escollo para superar esta tragedia, ¿está en el sistema o en lo que nos queda libremente de nosotros mismos? ¿Tenemos obligación de tomar la pastillita de “Un mundo feliz”, ponernos el inhibidor de sueños de “Visionarios” o podemos negarnos?
Argentina es un país de soluciones, históricamente lo es, porque ha logrado plantear soluciones a las dicotomías de la modernidad: su más grande solución fue la invención del “Peronismo”, el ejemplo por excelencia. Las reglas del juego son la modernidad (Liberté, égalité, fraternité), el estado nación y las instituciones en orden jerárquico, los sistemas de producción hegemónicos y los modelos obligatorios que garanticen el orden en favor de “minorías privilegiadas” (aquellas por las que se exaltaba Fukuyama en detrimento de las mayorías).
“Alarma por un juego para invocar espíritus que practican alumnos y se extiende en las escuelas. Provoca cambios de conducta y hasta autolesiones” tituló Diario Popular en su tapa de un sábado. Se refieren sin dudas a los festivales comunitarios de la Escuela 15 DE 13, en Villa Lugano, CABA: invocaciones infantiles de los espíritus del carnaval, el Inti Raymi y toda fiesta popular, donde se ven importantes cambios de conducta y danzas rituales entre harina y patinetas.
Reflexionar sobre la educación en el contexto en el que vivimos resulta una tarea obligada, especialmente para quienes trabajamos en la comunidad educativa, de pensar, y repensar: ¿cuál es el papel de la educación en este contexto histórico? Particularmente me refiero al proceso político, económico, financiero, jurídico, militar, mediático, etc., que estamos atravesando en la región, en Argentina y en otros países latinoamericanos. Estos desplazamientos geopolíticos merecen nuestra particular atención, porque nos atraviesan en todas las esferas de nuestras actividades sociales y culturales, especialmente en la educación.
Existe un concepto de cambio que no podemos frenar por más que lo queramos. El mundo, en sus aceleradas autopistas, nos invita a una reinvención constante y eso no solo nos afecta a los seres humanos, sino también a las empresas y a su comportamiento con la sociedad.
Aquí estamos en 2017, y tal como invita esta edición, la transformación es un concepto que no solo que se ha visto presente en todas las ediciones de los medios y en las personas, sino, por sobre todo, en las empresas.
Nuestra historia personal, social, mundial va cambiando en distintos ámbitos interrelacionados: filosófico, social, económico, espiritual. Cambiemos: la felicidad de reformar. Una mirada del tándem transformador Proceso – Menemato – Macriato, nefasta complementación.
En América Latina, Argentina es uno de los países que más tardíamente reconoció constitucionalmente la preexistencia de los treinta y nueve pueblos indígenas que la habitan. Lo hizo en 1994, con su última reforma constitucional, pero se efectivizó recién en el 2001, oportunidad en que el Estado ratificó el Convenio Nº 169 ante la Organización Internacional del Trabajo). En consecuencia el estado argentino, a diferencia de otros países de la región como Bolivia, Ecuador y México, desarrolló una escasa, o casi nula, política de reconocimiento y reparación para los pueblos indígenas, al mismo tiempo que niega sus derechos, su autonomía y la necesidad de consultarlos en los asuntos que los atañen, aun después del mandato constitucional.
En un ejercicio de absoluta irresponsabilidad, de un reduccionismo incluso antipedagógico, podría decirse que los grandes, y por qué no, los únicos temas del pensamiento racional del último siglo han sido el sujeto, el objeto y el tiempo. Para ser más irresponsable aun, podríamos decir que nos hemos interesado en un “algo” (sujeto, objeto, individuo, ser, cosa, etc.) que discurre, que está, que se queda, que deja de estar en un “tiempo” (historia, espacio, memoria, imaginación, lugar, etc.). Estas palabras: sujeto, objeto y tiempo pueden entremezclarse, superponerse, oponerse, unirse, anularse, hasta el infinito (la tinta filosófica aguanta y ha aguantado todo o casi todo).
Los tiempos que corren en la política argentina sirven para alimentar los mitos sobre el peronismo. Mucho se ha arrastrado el error conceptual del peronismo de izquierda o de derecha. Esta nota desarrollará una breve idea de por qué hablar de peronismos es reproducir una falacia funcional al statu quo.