En la vida hay que elegir – Andén 83

Si hay gente que sabe de desperdicios son Gustavo Guevara y Ezequiel Pinacchio que desde hace años hurgan en los escombros de la cultura en busca de un hueso que pare la olla. Ya crecidos y con la fortuna de comer caliente a diario nos cuentan en imágenes lo que les quedó claro de esos días repletos de botellas vacías, cartones de puchos y bolsas de papas fritas a medio comer.

E=mc2 – Andén 80

El cine Gran California, en la vieja Ciudadela; Los videoclubs del conurbano donde se alquilaban películas condicionadas de los setenta; viejas revistas en blanco y negro pegadas en las gomerías, los tan reveladores dibujos de los baños en la estación de Morón. Todos esos hitos recorridos por la pluma obsena y pegoteada de Gustavo Guevara quien – como muchos – se daba amor a sí mismo ilustrando su imaginación con las mujeres de Milo Manara, Altuna y José Olivera, autor de ese otro pajero incurable, Piturro.

Macho el que leyó y volvió – Andén 78

Y Dios separó la Capital Federal del Conurbano y vio que esto era bueno. Entonces dijo: “No es bueno que el vino esté solo. Hagamos un Guevara a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos todos los tetras y los lápices y los cines porno del tercer cordón electoral”…Y vio que esto era bueno. Con ese sencillo acto nos legó a un cronista que más que voz tiene un lápiz carrasposo, curtido por el whisky y apedreadas en canchas del ascenso.