Dialogo con Simón Consalvi: “Los resultados electorales han marcado una victoria de la oposición” – Exclusivo Web

Caracas es una ciudad construida en medio de cerros, colinas y cumbres. La clasificación, lejos de ser una antojadiza, responde a la clasificación que los diversos sectores sociales dieron a su ubicación geográfica. Así es que los sectores bajos, donde las condiciones materiales de vida están más postergadas, se asientan sobre cerros. Los sectores medios, cuyo pasar es más provechoso, viven en colinas. Por último, los sectores altos, cuyo pasar económico y necesidades están por demás satisfechas, habitan en cumbres.

Instituciones y respeto a la ley – Editorial 47

Los griegos tienen una frase para todo. Uno de ellos dijo hace 2500 años: “Hay que defender la ley como se defienden los muros de la ciudad”. En una edad donde las leyes eran una novedad y aún había quienes recordaban un mundo de despotismo sin crítica, el llamamiento se volvía vital. La ley debe ser defendida como se defiende el lugar donde se vive, porque la ley es el fruto de un acuerdo que uno ha prestado por el simple hecho de estar viviendo en comunidad con otros. No era, ni es, ni será tan sencillo como esto. El pensador omitía el carácter clasista de las leyes, sus devenires históricos, el uso discrecional que muchas de ellas adquieren con el tiempo. Pero su inocencia puede ser disculpada por su momento histórico. Lo que no podemos es disculparnos a nosotros mismos cuando contemplamos la vulneración cotidiana de la ley, como si esta no nos incumbiera en absoluto, como si fuera un problema de otros, en otro lugar o en otra sintonía política. Porque no sólo está quien vulnera la ley desde el crimen liso y llano, sino también ciudadanos no criminales que llaman a desoírla, o custodios de las instituciones que imprudentemente siembran vientos olvidando lo tormentosa que puede volverse la cosecha.

Desde el Ombligo del mundo, Ecuador: Crónica de una vida salvada

El jueves 30-S queda como fecha trágica para el Ecuador. Hoy se lloran 13 muertos, 274 heridos, aún no se tiene la cifra exacta de las víctimas. Aquella mañana fui a trabajar con normalidad, redacté cartas, envié mails laborales. Salí a las 10:00 a una reunión en Casa de la Cultura Ecuatoriana para cerrar que nuestro IV Ciclo de Cine de Bolivia en Ecuador se va para 9 ciudades. Trepo a la Ecovia, un bus largo con carril propio, incómodo, sudoroso. De pronto, frenada torpe, el chofer grita: “tienen que bajarse, el bus de adelante fue asaltado”. Brotamos a las calles desoladas, nos esparcimos temerosos. En la esquina dos morochos asaltaban a un tipo a puñetazos. Ni un policía. 4 bancos atacados, cientos de almacenes saqueados: indicaba la radio. Entonces supe del levantamiento policial. Llamé a mi esposa que despavorida emergía del Moll con sus bolsitas y un aire de tsunami.

5 discos 5 para conmemorar ausentes, para putear hijos de puta – Andén 33

Hijos de puta, lo que se dice hijos de puta, va a haber siempre; siempre los hubo y siempre los habrá. Lo importante es no dejarlos pulular por las calles, escondiditos bajo su disfraz de cordero o viejecito. Un nuevo aniversario de un golpe de estado brutal tiene que obligarnos a repensar no sólo nuestra historia sino el modo de relacionarnos con ella y con sus consecuencias.