Una vez más nos acercarmos a una obra de arte no sólo para “mirarla”, sino también con afán de mirarnos. “Sólo soy un hombre humano” repetirá Fray Cicillo (encarnado por Totó) en Pajaritos y Pajarracos de Pier Paolo Pasolini y nos permitirá preguntarnos si tenemos salvación y de dónde puede esta provenir.
Una fe que aspira al cielo mirando la tierra – Editorial 58
Los vínculos entre fe y política, de más está decirlo, son problemáticos. Los entrecruzamientos teóricos, simbólicos e históricos se dan desde el mismo momento en que una comunidad se constituye como tal. Una teoría acerca de la relación de la divinidad con un grupo de hombres y mujeres presupone también un modo particular de relaciones dentro de ese grupo. La historia política de cualquier grupo presupone, por ende, la existencia de una concepción particular de lo transmundano. De ese maridaje siempre en tensión han brotado caudales de tinta justificando y criticando, indagando sobre los pequeños y los grandes detalles que colocan a la fe, al hombre y en un mismo campo de fuerzas sociales.
5 discos 5 para un escolasticismo sin termo tanque – Andén 58
La función de una teología es liberar a los fieles de la opresión de lo cotidiano. Si esclaviza, oprime, pacta o simplemente está ahí como un tótem que recuerda algo que ya no se sabe lo que es, la respuesta es simple: se la cambia por otra más efectiva o se la abandona. Porque una teología es nada más (y nada menos) que un discurso humano sobre algo que está frente a nuestra nariz o a una hipostasis de distancia. Algo tan obvio, si se lo siente, que cualquier explicación enrula inútilmente el rulo de la fe. Algo tan misterioso que cualquier explicación no deja de ser un balbuceo incoherente por muy sofisticada que se la crea.