as cosas se vuelven transparentes cuando se despojan de su singularidad y se expresan completamente en la dimensión del precio. El dinero, que todo lo hace comparable, suprime cualquier rasgo de lo incomparable, cualquier singularidad de las cosas. La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual, afirma sin problemas Byum Chul Han. Pero el párrafo tiene una moralidad y una esperanza, del estilo “aún no”, aún hay cosas únicas, “todavía estamos tiempo” parecería decir. En el mismo tono, vamos a llamarle: critico-esperanzador, Marx dice que todo lo que no eres capaz de hacer, tu dinero puede hacerlo
Trabajo Infantil: Una Deuda Histórica
pesar de que en nuestro país se prohíbe el trabajo infantil1, la última encuesta realizada por el INDEC2 en el 2017, informó que casi un millón doscientos mil niños, niñas y adolescentes se encuentran realizando actividades económicas dirigidas al mercado, al sustento propio y familiar y a trabajos intensivos hogareños. Esta deuda histórica debe permitirnos rescatar y revalorizar aquellas conquistas sociales, emprendidas por el movimiento obrero argentino a principios del siglo XX, que buscaban separar el mundo laboral del mundo de la niñez. Pero, sobre todo, que buscaban visibilizar y recuperar las voces y el papel desempeñado por los niños
Nada es más cierto que una deuda – Editorial 93
o hay −acaso no podría haberla− cultura, civilización o pueblo alguno que no se encuentre atravesado de un modo u otro por el concepto de deuda. Las relaciones sociales se fundan en alianzas de reciprocidad, es decir, en una correspondencia mutua de beneficios, en un ida y vuelta de dones y contradones que van atando, engarzando una trama de sociabilidad que constituyen, con sus bemoles, una experiencia común. La vida misma es algo que se nos da y que nos coloca en una cierta posición de sumisión −temporal o permanente− con aquellos que nos la brindan o la facilitan. Los