Hoy en día, gran parte de la sociedad, ante los hechos cada vez más conocidos de delincuencia y embarazo en adolescentes y niños, suele analizar este tipo de problemáticas como si los pibes fueran más “vivos” que antes, y hacen o hablan de cosas que son de los adultos. Pero… ¿a qué se debe esto? Recientemente yo me hice esa pregunta al tener que cambiar de colegio para hacer el polimodal. Todo mi primario y secundario básico los hice en la escuela de mi barrio, en el Ombú, Pontevedra. Cuando tuve que empezar el polimodal me vi obligada a concurrir a una escuela en Merlo por la modalidad que yo quería cursar. Al iniciar este nuevo ciclo me encontré con una gran decepción: mis compañeros de clase eran mucho más inmaduros que mis compañeros de final de primaria. Pero después de analizarlo llegué a la conclusión de que mis compañeros de primario (yo me incluyo) eran más maduros de lo que deberían ser los chicos de su edad. Esta conclusión no se da por casualidad sino que es una triste consecuencia de las diferencias sociales. La inmadurez en la que estoy haciendo énfasis se relaciona con los valores, el nivel emocional, la manera de abordar determinados temas, entre otros.
Para empezar, los valores que tiene cada grupo son claramente diferentes en aspectos como, por ejemplo, la educación. Al pibe, al que no le faltaron (ni le faltan) las necesidades básicas, aborda (en su mayoría) la educación como algo “pesado” a lo que está obligado, sin tener perspectiva de futuro y de lo que una mala educación puede afectarle más adelante.
Si bien el pibe de clase baja tiene esta tendencia de ir al colegio por obligación, su perspectiva de futuro es diferente, ya que vive resignado a que no va a ser “nadie” en la vida, por lo tanto la escuela es casi una pérdida de tiempo cuando podría “enganchar un laburo cualquiera”. Por otro lado se ve, también, el valor que le da a su educación, esforzándose para mejorar y no resignarse a ese futuro desesperanzador que la sociedad le dibuja.
Otra cuestión que distingo entre estos dos grupos es la manera en que opinan sobre diversos temas. Por ejemplo es muy diferente hablar de política (con todo lo que esto involucra) con chicos de diferentes condiciones sociales. Con esto no digo que la clase alta o baja tengan mayor o menor conocimiento del tema, pero en lo que se diferencia el “pibe de barrio” (por llamarlos de una forma) es en la manera de desarrollar el tema y llevarlo a las temáticas que nos deberían preocupar a la mayoría (y que ellos viven particularmente) que son la desigualdad social, la violación de los derechos, la pobreza en sí y todas sus consecuencias.
Pero yo creo que, a pesar de toda la argumentación que di hasta el momento, por más que las circunstancias los obliguen a tomar posturas más adultas ellos mismos no pueden desgarrarse del deseo de ser niños porque incluso en los temas más diversos no hacen otra cosa que dejar mensajes casi silenciosos de una inocencia que pide desesperadamente la salvación y todos “los adultos” deberían estar ahí para escucharlos■