Vivo en una casa flotante. Está en el agua, pero no es un barco, es una vivienda; no sirve para salir a navegar. Aclaro esto porque siempre me preguntan si se puede ir de vacaciones con la casa flotante a Uruguay. No, no se puede. Vivir de este modo es algo muy especial. Por ejemplo, justo en este momento, un pato acaba de acuatizar delante de mi ventana mientras miro el paisaje en busca de inspiración. La mayor parte del tiempo, mi hogar flota sobre el agua del río Luján.