El mundo de los desechos es basto. Tanto, que la casi totalidad de procesos humanos finaliza con alguna de sus formas. ¿Qué decir entonces de aquellos restos que revelan procesos de otras edades y de otros pueblos? ¿Qué decir de aquellos desechos a los que el tiempo vuelve signos, rastros, huellas del andar de una comunidad por el mundo?