A lo largo de su breve historia, la humanidad siempre se ha acoplado al mundo mediada, material y simbólicamente. La nuestra es una historia de mitos, religión y ciencia, tanto como de piedra, hierro y silicio. En los últimos cincuenta o sesenta años y especialmente a partir de la implementación de la web 2.0 nuestros dispositivos de acoplamiento, digitales y concretos, se encuentran cada vez más conectados entre sí, al tiempo que continúan actuando de mediadores entre nosotros y el mundo (como articuladores), de a poco dejan ver su capacidad para apartarnos de el (para regular nuestro acceso) y eventualmente afectar directamente nuestras posibilidades de subsistencia.