“Puse el pequeño fragmento de vidrio, que chorreaba de sangre, en mi bolsillo y corrí hacia la calle brumosa. Las puertas y las ventanas estaban cerradas, nada se movía. Sentí que me había tragado una gigantesca criatura; que yo estaba dando vueltas y vueltas dentro de su estómago, como el héroe de ese cuento de hadas”.
Japón y la basura de los otros – Andén 83
El mundo estero está poblado de montañas de desechos. Ninguna civilización, ninguna cultura ni ningún país puede decir que ha resuelto el problema. Japón, uno de esos conglomerados humanos que a miles de kilómetros parece tener la solución para todo, se vincula con la basura de modos particularmente ambiguos, como todos, pero a su manera.
Infancia (des)sexualizada en Japón – Andén 82
Las prácticas pedagógicas no son –o no deberían serlo– el resultado de mentes bienintencionadas alejadas de lo real. Responden a problemas concretos y a necesidades palpables de la sociedad en las que surgen. El ejemplo de la educación sexual en Japón para darles norte a nuestras propias búsquedas y soluciones.
Tsunami de chanes – Andén 81
Uno de los aspectos más brutales con los que representamos al agua es la furia de los mares. Desde tiempos inmemoriales todas las culturas que viven a su vera agradecen sus dones, pero también le temen. Nada de eso ha cambiado en absoluto. En épocas de bits, átomos y biotecnología, aún resuena ese miedo que se dispara en ocasiones hacia los símbolos más impensados.
Erótica tentacular – Andén 80
Alegorías, metáforas, eufemismos: no pertenecen sólo al lenguaje verbal. También al visual, que también es narrativo. Y las alegorías también son parte de la representación pictórica sexual a lo largo de la historia. En esta nota, Matías Chiappe Ippolito indaga las raíces pornográficas de una de las naciones con mayor industria porno del mundo: Japón. Y en esa tradición encuentra nada menos que pulpos. Quizás alegorías, metáforas o eufemismos. O quizás no. ¿Acaso nunca la flasheaste raro?
Tecno-orientalismo – Andén 79
El ex presidente argentino Carlos Saúl Menem (me toco el huevo izquierdo), en una de sus más memorables intervenciones, dijo…,o no, mejor no. La transcripción de la frase perdería valor, además del notable acento riojano. Mejor incluyo un enlace a uno de los tantos videos que circulan sobre el egregio momento:
Es la nación, carajo – Andén 78
Cuando le digo a la gente que estudio cultura japonesa, casi siempre, me suelen mirar raro; algunos se ríen, otros –más diplomáticos– asienten y agregan: “Pero qué interesante”. También están aquellos que se permiten afirmar que alguna vez vieron Mazinger Z, o que escucharon unas flautas japonesas en la película tal, o que saben que un samurái era una persona noble y desinteresada. Hay personas que tienen hijos que hacen karate o judo, y hasta habrá algún demente que sabe que la dieta japonesa no se reduce al arroz. También están los que hablan del trabajo, de la disciplina, de cosas así. Pero yo sé que en realidad lo que la mayoría de ellos piensa es: “Y este, ¿de qué carajo me está hablando?”