Políticas Culturales – Editorial 42

Llegamos, como siempre, a un nuevo ANDÉN. El tema que nos convoca es de una envergadura escasamente calificada, mas sin embargo, deberíamos llevarlo a flor de piel. Es que quienes andan por la vida intentando hacer de este pedazo de tierra un mundo mejor, muchas veces dan vueltas y revueltas acerca de dónde poner el foco, o dónde concentrar las fuerzas. Así sucede, por ejemplo, que muchos entienden la economía como lo determinante, y se avocan a una tarea de concientización sobre la explotación de los trabajadores; o tal vez se entienda que la economía sea lo condicionante, y se abra lugar a la política; o por ventura sea la política lo que determina y la movilización su convocante; mas tal vez lo sea la educación y allí va la tarea docente; sin embargo, la pregunta no deja de resonar en la cabeza de los convencidos: ¿es alguno de esos factores fundamental?, ¿existe algo así como una esencia que debamos captar?, ¿y acaso conviene, si es que tal esencia existe, copiarla de aquellos que se encuentran más avanzados, los llamados países desarrollados?, ¿o acaso debemos construirla, inventarla, crearla? Y más básico aún: ¿Puede esto inventarse, crearse o construirse?