Ahora podemos decirlo: después de amagar y amagar –como el Burrito Ortega en su época de esplendor– logramos hacer una parada en América Latina. Una introducción, un avance a tientas, concientes de nuestras limitaciones; abordar semejante empresa en apenas doce páginas sería, al menos, ridículo. No obstante, quisimos –queremos– comenzar una tentativa de análisis, una aproximación para poner en cuestión tantos lugares comunes y tantas falacias que se expresan sobre los procesos políticos de los países vecinos. Abordar críticamente una realidad tan pero tan compleja es un desafío por demás interesante. Es apasionante. Tenemos una historia en común con los países vecinos muy rica –tantos padecimientos, tantos avasallamientos, tantas resistencias– y una serie de rasgos culturales compartidos –como la música, la danza, la comida, la literatura– que son imposibles de ignorar…