Hablar de alimentación, de comer, es hablar casi de su sinónimo: el pan. Y hablar del pan es hablar de la cotidianeidad, de todos los días. La experiencia del pan no hace distinción de condición social o lugar geográfico. El pan es un elemento que acompaña la vida del ser humano y que marca su existencia. Es el pan que se consigue “con el sudor de tu frente” (Gn 3,19) y que por eso es orgullo y satisfacción. Pero a su vez es miedo de no poder alcanzarlo, ya que la ausencia del trabajo quita la expectativa de tenerlo sobre la mesa.
Amemos amén amén – Andén 40
Soy una persona a la cual el mensaje del evangelio ha influido muchas veces a lo largo de mi vida. Y me ha inspirado muchas veces para tomar posturas o decisiones. He participado en varios de sus proyectos y lo sigo haciendo. He visto muchas veces llamar la atención de otras personas el hecho de que yo tuviera algo que ver con la iglesia, por cómo pensaba en temas de política.