No había dudas de que la plaza del barrio era el espacio privilegiado para los niños y las niñas, al menos eso se decía. Tampoco había dudas de que hacía falta una hamaca, algunos árboles y bancos. Este era recurrente en el discurso de muchos adultos al momento de organizarnos para comenzar el proceso participativo que contempló el diseño y la construcción de la plaza del barrio.
El yo y el otro, hacen el nos-otros
Pelear solo, sin aliados, no es recomendable. Luchar en comunidad siempre tiene buenos resultados aún perdiendo la batalla. El cansancio se soporta mejor entre todos. La angustia es posible vencer cuando estás acompañado. No hay largas distancias cuando en tu ruta de peregrinaje existen otros caminantes. El miedo y la noche desaparecen cuando te sostienen las manos solidarias y comunitarias.