Golpistas sobran. Siempre estará el dueño de la pelota amenazando con terminar el partido si no se juega con sus reglas. Los caprichosos que no se resignan a perder su cuotita de poder, su billetín, su palquito de oradores. O los que quieren su pelota, su poder, su billetín y su palquito sin habérselos ganado. Y su resentimiento mata. Ecuador se salvó por un pelito y aún está en veremos; otra suerte corrieron Honduras y Níger en donde los malos de una forma u otra se quedaron.