Era miércoles 27 de octubre y, como había llegado temprano a mi clase, me conecto unos minutos a Internet para revisar mi correo. Eran aproximadamente las 9 de la mañana en Caracas -lugar en el que me encuentro como estudiante de intercambio- y las 10:30 en Argentina. Inmediatamente llamó mi atención un mail de mi hermano cuyo asunto era: “Urgente, murió Néstor Kirchner”. De muchos de mis amigos hubiera esperado una broma de mal gusto, pero como venía de mi hermano sabía que no sería una broma. Y no lo era. En efecto, en el mail informaba sobre el fallecimiento del ex Presidente.