Algo comienza, artificial sí, pero comienza. Frente a la página en blanco de un nuevo año, frente a una tabula rasa de esperanzas nos encontramos en los albores del quién sabe, del quizás, de los buenos deseos bajo las hojas de muérdago del calendario. Las vacaciones laborales, estudiantiles, ayudan a eso. Desde la playa socialista centroamericana, a la playa medio pelo del asfalto, desde la invernal Europa hasta la sofocante villa de emergencia hay quienes aguardan y trabajan para que la buena fortuna de dioses esquizoides alumbren y dicten los pasos del camino.