Nos echaron. Putísima manzana. Lo que pasa es que cuando me angustio me viene una ansiedad nueva. Fue la primera ocasión de esta ansiedad en la humanidad. Un síntoma, un estado. Enseguida supe el nombre: ansiedad oral. Un necesidad imperiosa de hablar, de moverme, de comer algo dulce… y estaban ahí… Rojas como una boca.