Generó más vergüenza que alegría, pero igual se metió entre nosotros. A pesar de ser el octavo país en el mundo en tener televisión, allá por el año 1951, la prensa trató a este hecho como un “trauma nacional”, no sólo después de EEUU, Inglaterra, sino también luego de México, Brasil y Cuba, entre otros, y nos dejó una sensación de atraso tecnológico en la Argentina, que se conocía y preciaba de ello hasta entonces.