Quienes peinamos canas hemos visto correr muchas modas bajo los puentes de París: parripollos, tamagochis, canchas de paddle, chupetes de plástico duro colgados del cuello, peronismos pseudo-filo izquierdistas en musculosas femeninas. Instrumentos del consumo, las modas, cualquiera sean, nos abren la puerta para que nos apiñemos allá, entre el montón, buscando ser únicos pero no demasiado; porque pertenecer, lo que se dice pertenecer, tiene sus privilegios.