Hablar de alimentación, de comer, es hablar casi de su sinónimo: el pan. Y hablar del pan es hablar de la cotidianeidad, de todos los días. La experiencia del pan no hace distinción de condición social o lugar geográfico. El pan es un elemento que acompaña la vida del ser humano y que marca su existencia. Es el pan que se consigue “con el sudor de tu frente” (Gn 3,19) y que por eso es orgullo y satisfacción. Pero a su vez es miedo de no poder alcanzarlo, ya que la ausencia del trabajo quita la expectativa de tenerlo sobre la mesa.
“Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios” – Andén 63
¿Es el Cristianismo ingenuo? ¿Presenta la vida de una manera puramente “naif”? ¿Se puede sostener, en estos tiempos, “la pureza” o niñez como camino para encontrar a Dios? Preguntas que nos podemos hacer para comenzar a recorrer un camino que nos acerque a la mirada que el Cristianismo tiene sobre el encuentro con Dios.
Para el pueblo liberación – Andén 58
Injusticia-opresión-corrupción, trinomio que acompaña toda la realidad latinoamericana y de la cual no se puede ocultar quien pretenda escribir o decir una palabra sobre Jesucristo. Realidades que traspasan toda dimensión humana y que claman desde lo más profundo ser iluminadas, trasformadas y redimidas. El clamor de un pueblo que se sumerge en falsas promesas, en mesías pasajeros que no prometen nada nuevo y que siguen ofreciendo espejitos de colores.
El otro, encuentro y reconciliación – Andén 46
El intento de abandonar la condición de unicidad del universo y empezar a mirar afuera de nuestro ombligo es intentar realizar pasos que nos saquen del tsunami de egoísmo que nos sobrepasa y que nos hizo olvidar otra forma de vivir que no sea estar encerrados en uno mismo.