Péstumo era un pez muy inquieto. Lo que más le gustaba en el mundo era nadar cerrando los ojos. Desde muy chico, se escapaba de su casa tempranito para andar sin mirar mientras todos dormían, solo así se sentía seguro para avanzar en el agua. El mundo del océano era un lugar lleno de peligros, miles de peces de todos los colores que lo miraban indicándole lo que tenía que hacer, predadores nadando en lugares raros y desconocidos.