Si el porno atrae por lo que muestra, también repele por lo que invisibiliza. En esa zona oscura del ninguneo sexual, distintas prácticas que fusionan la política y el arte dan batalla por dar luz a la multiplicidad de experiencias eróticas que pueblan el imaginario. Laura Milano, autora del reciente Usina Posporno, un panorama de la pospornografía disidente revela para Andén la historia y las intensiones de un movimiento crítico y contestatario que busca ampliar las fronteras del deseo: sumar, incluir y crear.