Actualmente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se producen seis mil toneladas por día de desechos. Llenamos una manzana de dos metros y medio de altura por día. La sociedad ya está separando un 25% de los materiales, nadie lo sabe. Los dirigentes insisten con soluciones multimillonarias llave en mano, sin embargo, todavía no sabemos cuántos kilos manejan las cooperativas. ¿Quién se hace cargo? ¿Qué le queda a las generaciones futuras?
Qué hacemos y qué podemos hacer – Andén 83
Los desechos y desperdicios son un problema en todos lados, principalmente en los grandes centros urbanos. La ciudad autónoma de Buenos Aires, el más poblado del país, tiene una larga historia de idas y vueltas en políticas vinculadas al tratamiento de residuos. Sin embargo los resultados están a la vista. ¿Qué responsabilidad le cabe a las autoridades y qué responsabilidad a los habitantes? ¿Cuánto se sabe realmente sobre la magnitud del problema?
Tecnologías sociales – Editorial 48
La creación, posesión y uso de la tecnología ha sido desde siempre determinante en el desarrollo de las sociedades. El dominio del fuego, pilar fundamental en la progresiva constitución biológica y social del hombre tal y como lo conocemos, significó desde el paleolítico en adelante la posibilidad de modificar la calidad de vida. Esa es la función primordial de un artefacto, signo de la tecnología: hacer la vida más fácil, mejorarla, suplir la indefensión constitutiva. La herrería, la rueda, el astrolabio y el sextante, el ábaco, el papel, la imprenta implicaron un salto cualitativo en las formas de entender el mundo y las relaciones que entablan los hombres con él y entre sí. Esas herramientas posibilitaron el cruce de océanos y el sometimiento de imperios, la llegada a la luna y la amenaza del invierno nuclear. Dual, por ser un producto humano, la tecnología pendula entre el beneficio y la condena para el hombre, siempre debe ser interpretada, siempre es un signo de algo más que el objeto en sí mismo.