La expulsión de los pueblos originarios de su tierra no es una anécdota de los libros de historia. Miles de comunidades en todo el continente padecen en la actualidad la ampliación de frontera agrícola a manos de empresarios y de municipios mafiosos que, con discursos, dan derechos, pero con las manos, niegan. El caso de las comunidades wichi en Salta.