La idea de “vacaciones” es eminentemente moderna. No fue sino hasta bien entrado el siglo XX que comenzó a pensarse que el trabajador merecía un descanso anual. Lo que hoy llamamos vacaciones era solo una atribución que las clases dominantes se arrogaban porque podían hacerlo, porque podían delegar sus asuntos sin merma de su patrimonio y de su estilo de vida. Se las tomaban cuando querían, cuando necesitaban un descanso o un viaje. La literatura está llena de ejemplos de gente a la que sus médicos le recomendaba un “cambio de aires” en balnearios, en la montaña o en casas de campo. Cosa impensable para los obreros de la revolución industrial que miraban con añoranza los tiempos en que las estaciones determinaban sus temporadas de descanso y de trabajo.
El hecho – Andén 54
A Sergio le gustaba nadar todas las tardes. Estaba terminando el colegio secundario y le preocupaba su figura. Era muy flaco y pensaba que la natación lo ayudaría a ensanchar su espalda. Fantaseaba con que esto probablemente favorecería el vínculo con las mujeres, ya que en esa época era en lo único que pensaba.
La Cumbrecita – un pueblo de tiempo liberado – Andén 54
En las sierras cordobesas se alza este pueblo de un increíble atractivo visual, que sin embargo posee más riquezas solo perceptibles cuando el tiempo deja de apremiar y entonces se despiertan otros sentidos adormecidos. Esos tesoros, que aquí compartimos, atraparon a nuestro amigo y vecino Mauro Godoy –y a varios de sus amigos.