La verdad es que, en la época del negocio a toda castaña, la música de protesta es poca, escasa y básicamente no pasa de ser una pose. Desde la irrupción del inmenso Bombita Rodríguez, toda postura a favor de la protesta queda, si no ridiculizada, al menos algo más a la derecha de los que daba a entender. La música, chicos, es un gran negocio que requiere de dinero. Y el arte, por sincero que sea, se vende. Por eso el rocker en el piquete resulta extraño, por eso Bono caminando con los popes del FMI por las villas miserias del mundo parece una postal de un mundo a lo Walt Disney. Y porque en ocasiones las nuevas modalidades de protesta desmarcan a Viglietti y Silvio Rodriguez, a Manu Chao y a Manic Street Preaches.
Fábricas Recuperadas y Movimientos Sociales – Editorial – Andén 25
Y el tren se detiene finalmente en una nueva estación. Hace ya casi un año que inició el viaje y el recorrido no para. Nadie sabe con claridad de dónde salió y menos aún a dónde se dirige.
Un viaje donde el fin se confunde con el medio. Donde las lógicas no imperan. Donde la plena expresión es el único equipaje. Donde lo único seguro es que recién comienza y que tiene kilómetros y kilómetros, estaciones y estaciones por derivar. Así de desprevenido es el este recorrido, así de liviano es el viaje..