Las ideas discriminatorias de Cané lamentablemente aún retumban en estos tiempos, sus resonancias las pudimos percibir contra los festejos del Bicentenario, contra la ley de matrimonio igualitario. Nosotros y ellos. Hubo que esperar hasta la mitad del siglo XX para que en la Argentina surgiera un Estado Nacional y por ello popular. Algo que felizmente parece insinuarse nuevamente.
La oligarquía es “una categoría política que designa una forma de ejercicio de la dominación, caracterizada por su concentración y la angosta base social” (Ansaldi s/f). Por lo tanto, es una falacia afirmar que el Estado de 1880 es un Estado Nación ya que el Estado de 1880 se define “por la exclusión de la mayoría de la sociedad de los mecanismos de decisión política” (Ansaldi s/f). En tanto, la base de sustentación de un Estado Nacional es la presencia del pueblo.
Consideramos que aquello que la “élite intelectual argentina tan homogénea como lúcida y despiadada hasta la complicidad” (Viñas: 1995, 10) denominaba proceso de organización nacional no era otra cosa que un imaginario de civilización y barbarie, de los que están “dentro y fuera de la ley”, de un nosotros y un ellos: nosotros, la familia; nosotros, los amigos; nosotros, los lectores; nosotros, los alfabetos; nosotros, la clase decente; nosotros, los mejores; en definitiva, nosotros, la clase dominante.
Mientras el patriciado se repartía las tierras y hacía grandes negociados, algunos “bárbaros” comenzaban a desaparecer, y otros a resistir. Las odas, como las mieses, y el ganado crecían junto a las penas. El payador cantaba pero los gauchos iban siendo silenciados. Las campanas de palo ya no suenan, las razones de los pobres gauchos no se escuchan (para comprender la gravedad de la situación sugerimos dos lecturas, una carta de un obrero alemán y el informe Bialet Massé). Es decir, las penurias eran compartidas sin distinción por todos los trabajadores.
En 1904, Joaquín V. González, ministro del Interior en el gabinete del Presidente Roca, encomendaba a un médico y abogado, Bialet Massé, un informe sobre la situación de las clases trabajadoras en las provincias. Lejos de poder sospechar que se trata de un texto anarquista, sorprende las coincidencias entre José Wanza y Bialet Massé. Los resultados del informe aparecieron publicados bajo el título “Informe sobre el estado de la clase obrera”.
Volvamos por un momento a Tucumán, allí donde dejamos a José Wanza,
En 1899, el autor de Juvenilia presentó un proyecto de ley, la llamada Ley de Residencia. “Muy tempranamente había declarado su admiración por esa herramienta que ha encontrado en la legislación francesa y a la que llama ‛deliciosa ley de expulsión de los extranjeros’” (Terán; 2008, 46)
En 1902 se promulgaba la ley de Residencia y en 1903 Cané se preguntaba
Las ideas discriminatorias de Cané lamentablemente aún retumban en estos tiempos, sus resonancias las pudimos percibir contra los festejos del Bicentenario, contra la ley de matrimonio igualitario. Nosotros y ellos.
Hubo que esperar hasta la mitad del siglo XX para que en la Argentina surgiera un Estado Nacional y por ello popular. Algo que felizmente parece insinuarse nuevamente■
[1] La palabra conventillo, es un diminutivo peyorativo de convento y se lo llama allí porque las habitaciones son comparables con las celdas de un convento.
Bibliografía
Ansaldi, Waldo FRIVOLA Y CASQUIVANA, MANO DE HIERRO EN GUANTE DE SEDA
Bialet Massé, Juan (1986) Informe sobre el estado de la clase obrera. Hyspamérica Ediciones, Buenos Aires.
Cané, Miguel (1919) Prosa ligera, La Cultura Argentina, Buenos Aires
Terán, Oscar (2008) Vida intelectual en el Buenos Aires fin- de- siglo (1880-1910) FCE, Buenos Aires.
Viñas, David (1995) Literatura argentina y política, Sudamericana, Buenos Aires
Wanza, José (2001) Carta de José Wanza a EL Obrero en CARTAS QUE HICIERON LA HISTORIA Mónica Deleis, Ricardo de Titto, Diego Arguindeguy.
La autora de la presente es administradora del blog de nuestros amigos http://pateando-calefones.blogspot.com Recomendamos ampliamente su lectura y agradecemos su participación.