Golpistas sobran.  Siempre estará el dueño de la pelota amenazando con terminar el partido si no se juega con sus reglas. Los caprichosos que no se resignan a perder su cuotita de poder, su billetín, su palquito de oradores. O los que quieren su pelota, su poder, su billetín y su palquito sin habérselos ganado. Y su resentimiento mata. Ecuador se salvó por un pelito y aún está en veremos; otra suerte corrieron Honduras y Níger en donde los malos de una forma u otra se quedaron.

También es una ocasión para pensar si la caída de De la Rúa, aquella suerte de tortuga zen que nos gobernó, no fue un golpe de Estado llevado a cabo por las derechas, para derrocar a otras derechas, transmitida por medios de derecha, para convencer a una sociedad que, siempre de derecha, no salió a la calle para defender la institucionalidad ni quejarse del hambre sino para reclamar por sus ahorros con un montón de pobres saltando por las calles como piedritas de un tinenti patrio. También para pensar en aquella trampa del lenguaje que nos hace creer que todos los golpes de Estado son de derecha y las revoluciones de izquierda. Ahí hay algo que no funciona del todo. ¿No será que si uno se caga en la institucionalidad es de derecha? ¿No será que si uno abre la puerta al consenso y cambia las cosas sin disparos se transforma en un verdadero revolucionario de izquierdas? Dudas que lo asaltan a uno entre tanta democracia francotireada. Por eso 5 discos 5 en respeto a los que no sacan el pie del plato y se la juegan por la ley, el orden y un cambio sin matanzas de por medio■


Locura general – 1993 – Gatos sucios. El punk es antisistema, su prédica es la anarquía absoluta, no se contenta con ningún tipo de gobierno ni se siente cómodo con  ninguna ideología porque todas enmascaran el hastío y el fastidio existencial. Siempre contra el poder en cualquiera de sus formas. La histórica banda de punk argentina deja en este disco un documento de su interpretación del mundo, desencantada, escatológica y muchas veces con una irreverencia impostada, porque a cierta edad hay ciertos discursos que no se sostienen si uno no se muere joven. No obstante el primer disco bien gravado de la banda (se sugiere no escuchar sus primeros discos si se es delicado de oídos) repasa la rebeldía ante la opresión, el descontento ante el cambio y la permanencia, ante el bienestar y la frustración. “Está todo mal”, “No hay solución” y “Sobre tus tetas”, clásicos del género.

Catalejo – 2008 – Buena Fe. En ocasiones oponemos el pensamiento de izquierda a los golpismos varios pero olvidamos que el tiempo pasa también para las formas discursivas. En pos de coherencia ética contemplamos a más de un artista cantando “A desalambrar” o “Guantanamera” como si con esto se redimiera el mundo. La agrupación Buena Fe, es un caso que se desmarca de eso en la mismísima Cuba y, con un sonido bastante más moderno que la media, realizan su crítica al mundo y a su propia Nación desde una lúcida mirada teñida de desencanto. Un sonido con cadencias del Caribe le sirve y basta para oponerse a las violencias del mundo y poner el acento en múltiples reflexiones: véase las agudísimas  “Catalejo”, “Cada país” para entender que ninguna imposición lleva al futuro pues “cada país por lo que entristece nos cuenta quien obedece.”

La traición de Wendy – 2002 – Ismael serrano. Serrano es uno de esos casos en los que la forma del discurso  atrasa a pesar de lo mucho que se lo agiorne. No desmerece en nada la poética de sus letras y sus compromisos pero esa vocación de asemejarse a los referentes de la canción de protesta por momentos lo desluce al punto de hacernos pensar que hace ya varios discos que debería haberse llamado a silencio. En este aún tenía ese no se qué, el aire fresco de la protesta renovada. Una de sus más antiguas composiciones “Prende la luz” reformulada para este disco, advierte sobre la persistente presencia de la derecha, de los acuartelados y los mercados golpistas porque siempre es necesarios estar atentos, prender la luz, tapar la calle pues siempre esta reunida la alimaña conspirando.

  Fighting Soldiers –2002- Israel Vibration. El reggae es una onda que el golpista seguro que no curte. Sus cadencias de amor y paz no van con la violencia. El llamado a la hermandad, al respeto entre hermanos y a la vida en sí misma es incluso opuesta a cualquier forma de institucionalidad establecida sea del signo político que fuera. Hay trabajos de esta agrupación más enfáticos en ese sentido pero este tiene una calma distinta, algo más vinculado a la percepción del cronista que otra cosa. Porque la polisemia con la que se maneja el término soldados permite suponer que no nos hablan de tipos que cargan armas y se cargan gente sino más bien a una actitud beligerante en el sostenimiento de la paz interior. Un gran disco para oponer a los tambores de guerra de cuanto idiota pulule por el mundo.

Diabolis Interium –2001- Dark Funeral. ¿Qué le pasa a un golpista por la cabeza? ¿Qué hace que un tipo por simple descontento se disponga a matar a sus compatriotas? Bueno, lo que le pasa es el sonido de un disco como este. Lo aclaramos para que no haya quejas: NO ES UN DISCO PARA CUALQUIERA. El black metal es una de las formas más extremas del metal, representa los espasmos más violentos y desoladores de un espíritu. Un sonido de una velocidad apabullante plagado de gritos y desgarros vocales cuyas temáticas siempre hacen mención a cuestiones infernales, diabólicas, es decir, unos románticos incurables pero no en el sentido de Gustavo Adolfo Bequer sino más bien en el sentido del Fausto de Goethe pero sin buenos modales.  ¿Qué le pasa a un golpista por la cabeza? Desgraciadamente le pasa esto.

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