pesar de que en nuestro país se prohíbe el trabajo infantil1, la última encuesta realizada por el INDEC2 en el 2017, informó que casi un millón doscientos mil niños, niñas y adolescentes se encuentran realizando actividades económicas dirigidas al mercado, al sustento propio y familiar y a trabajos intensivos hogareños. Esta deuda histórica debe permitirnos rescatar y revalorizar aquellas conquistas sociales, emprendidas por el movimiento obrero argentino a principios del siglo XX, que buscaban separar el mundo laboral del mundo de la niñez. Pero, sobre todo, que buscaban visibilizar y recuperar las voces y el papel desempeñado por los niños