¿Qué decir de las drogas que no sea mojigato o apologético? ¿Las ponemos todas en una misma bolsa y las arrojamos a la pira de libros ardientes de un Munich de bigotín muy PRO o nos dedicamos a los viajes lisérgicos y astrales de los hippies zaparrastrosos de los años ´60? Ni una ni otra opción. La idea es hacer un uso responsable, si se quiere, inspirador. ¡Pero guarda! Muchos artistas de los buenos han creado bajo su influjo y muchos adictos profesionales y de ocasión no han podido crear ni una pelotita con la pelusa de su ombligo. Las drogas, siempre me ha gustado repetirlo, como el dinero, como el poder, no nos cambian, resaltan lo que realmente somos, disparan nuestras potencialidades las buenas y las que no lo son tanto.