A principios de la década de los noventa, la banda norteamericana Gun´s & Roses promocionaba su disco Use for ilution con un curioso merchandising: la cara de Jesús de Nazaret junto a la frase Kill your idols (mata a tus ídolos). Si bien Durkheim postulaba que sin ellos no hay sociedad, la idiosincrasia nacional tiende a ir por esos rumbos toda vez que desde hace más de medio siglo no hacemos más que bajar del pedestal a toda figura, institución o rol político que otrora fungió de salvadora de la patria. La historiografía cascoteó las leyendas que constituían los próceres nacionales. Luego acabamos con el mito de las fuerzas armadas como reservorio moral patria. Más tarde, los jueces, la política partidaria, la iglesia, el periodismo. Hoy, los docentes. Nos encanta ver al ídolo de ayer caído por nuestra pedrada. Por eso tenemos una malsana fascinación con los cadáveres: los literales (Moreno, Perón, Eva, Aramburu, Rosas, Néstor) y los simbólicos (Maradona, Charly, Monzón, Menem). No somos capaces de convivir con lo que alguna vez amamos. En un movimiento continuo de acción y reacción, deificamos y condenamos al averno. No es que algunos de los portadores de esa prosapia no se lo merezcan, sino que es curioso que nuestras dinámicas sociales busquen de un modo u otro horadar las bases del prestigio de aquello que en algún momento nos ha guiado.
El valor patrimonial de los archivos personales – Andén 87
Cartas, manuscritos, originales mecanografiados, fotografías, cuadernos: ¿cuánto puede un individuo acumular en su vida? ¿Qué uso puede darle la posteridad? En las ciencias sociales, estas fuentes son fundamentales y constituyen parte del patrimonio cultural de una sociedad. En agosto de 2015, el Centro de Documentación e Información de Cultura de Izquierdas (CEDINCI) organizó las primeras Jornadas de reflexión sobre la construcción de archivos para debatir sobre los problemas metodológicos en el trabajo que las disciplinas sociales y humanísticas llevan a cabo a partir de la consulta de archivos. La concientización sobre la conservación del patrimonio, como indica Karina Jannello en la introducción a las actas de las Jornadas, asegura el acceso a la memoria. Y esta misión es un derecho ciudadano que requiere el compromiso del Estado y de diversos actores sociales.
Cultura es otra cosa – Andén 87
Existe una disputa por el poder de nombrar de la que el signo cultura forma parte. La cultura hegemónica, culturas adjetivadas o la ausencia de cultura le imprimen a las prácticas sociales una valoración diferenciada, pero también contingente.