El mundo extramuros tiene el encanto del esoterismo de vuelo bajo, de la macumba en la esquina, de la vela encendida junto al santito el día que juega la selección. Por eso perduran las santerías, los que curan el empacho y te tiran el cuerito, porque allá y acá, donde se corre la coneja, toda ayuda es necesaria. Y por eso el trazo de Ca tinga te lo cuenta, él que más de una vez le rezó al gauchito para el patrullero girara en la esquina y no tener que descartar lo que los dioses le brindaron.