En su Lección inaugural, Roland Barthes recoge a Jakobson y enuncia: “Un idioma se define menos por lo que permite decir que por lo que obliga a decir”, agrega además: “La lengua, como ejecución de todo lenguaje, no es ni reaccionaria ni progresista, es simplemente fascista, ya que el fascismo no consiste en impedir decir sino en obligar a decir”. Aunque no sea nada nuevo para lectores que han presenciado polémicas en los medios de comunicación sobre el lenguaje inclusivo y la Real Academia Española, conviene siempre tener en cuenta que ni siquiera la lengua es un espacio alejado del conflicto.