La elaboración y reproducción de argumentos estigmatizadores no es algo propio de determinados grupos etarios o de sociedades y épocas concretas, es una construcción cultural de todas las sociedades, un fenómeno universal, intrínseco a todas las personas. Dondequiera que existan relaciones humanas hay identidades, hay un yo que se posiciona frente a un otro, otro que se nos asemeja, con el que me relaciono, como una suerte de espejo que nos devuelve la mirada y que a la vez se nos diferencia/distancia. Otros con los que me relaciono y me agrupo (NOSOTROS), donde se funden las semejanzas, lo característico que se realza por la diferencia y la contraposición con aquellos que no las poseen (OTROS). Sólo lo diferente puede ser objeto de una concepción estereotipada, y por lo tanto, no hay estereotipos sin un grupo social de referencia.