Y Dios separó las aguas para ordenar el baldío. Poco importa que con ella se cargara a toda la humanidad, salvo al promiscuo Noé y a su zoológico privado. El agua estaba antes. Sola, con dios. Por eso todas las religiones tienen algún mambo con ella. Por vieja, por memoriosa, porque con la misma piedad que te riega los campos te desborda los ríos y si vivís en la orilla…, bueno, te jodés.