La fe en el siglo XXI viene a traernos nuevas respuestas; pero no como aquel bloque monolítico donde se dictaba una única interpretación de las realidades de la vida ni como quien designaba a monarcas o a civiles para cualquier función de poder. La fe no es sólo occidental y cristiana -mal que le pese a Videla- ni patrimonio de una religión -mal que le pese a Ratzinger ejerciendo el cargo temporal de Papa de los católicos.