De a poco, los alienígenas iban invadiendo los hogares. Eran unos seres sin pies, varios con rueditas. Algunos tenían dos antenas directas sobre su cabeza, otros, una antena separada, pero conectada a través de un cable. A partir de Steven Spielberg, me gustaron más las historias de extraterrestres amigables y buenos; sin embargo, estos parecen ser buenos, pero es una trampa. Nos estudiaron y ¡saben cómo dominarnos!