Lo peor de ir a la cárcel es ser privado de la libertad en compañía de gente que uno no ha elegido. Se le niega al recluso la libertad de aislarse de la sociedad. Se lo entrecruza con la forma más primal del poder. Moralmente acaso lo merezca, pero eso no es excusa para gambetear la reflexión sobre lo que le pasa a cualquier infeliz dentro de una cárcel. Hay que pensar en la remota posibilidad de que uno esté en esa situación. ¿Cuántos inocentes hay dentro? ¿Cuántos culpables, fuera? ¿Cómo afrontaría uno mismo, con sus valores, fortalezas y debilidades, una temporadita más o menos extensa en el infierno de la socialización de prepo?
Notas para una reflexión sobre el sexo y los adolescentes – Andén 16
Los adolescentes tienen sexo. Esa es una verdad de Perogrullo. Incluso los padres más preocupados por los quehaceres sexuales de sus hijos no pueden evitar que estos indaguen en lo más primal de la naturaleza humana. Negarles una sólida formación sexual tanto dentro de su núcleo familiar como en el ámbito educativo es coartar su libertad. Ningún ciudadano debería ignorar la existencia de las múltiples formas de ejercer el placer y las correspondientes normas de profilaxis que aseguran la persistencia de cualquier práctica de esta índole e incluso de la vida misma.
Aníbal Pereyra «Invitamos a todos los uruguayos a seguir construyendo el futuro» – Andén 16
Andén dialogó con el Diputado Nacional del Frente Amplio de Uruguay, Aníbal Pereyra, acerca de los avances sociales producidos en nuestro vecino país. Lucha contra la pobreza, aumentos salariales y mayor inversión pública en salud y educación fueron los ejes del Gobierno de centroizquierda encabezado por el Presidente Tabaré Vázquez.
El fin justifica los medios – Andén 11
El Nombre de la Rosa, bellísima obra del italiano Umberto Eco, nos informa de una antigua disputa medieval, en la cual se intentaba dilucidar el estatuto ontológico de los universales. Se confrontan allí dos posiciones antagónicas a la hora de definir qué tipo de realidad debemos asignarle a nociones tales como la de Belleza o la de Hombre. De un lado, estaban quienes sostenían que este tipo de nociones generales no era más que flatus vocis, es decir entidades que sólo tienen lugar en nuestro lenguaje y de las cuales nos servimos para ordenar nuestra la realidad; pero que, de ningún modo, tienen una existencia per se. Del otro lado, en cambio, se sostenía que este tipo de conceptos sí refería a entidades realmente existentes, de carácter autónomo; por tanto, no sólo no eran producto de nuestro discurso sino que, muy por el contrario, operaban de referencia objetiva y auténtico parámetro de todo lo existente. Optar por una u otra concepción implicaba configurar y experimentar mundos totalmente diferentes, contrastantes, realmente antagónicos.