Nuevas y contundentes advertencias sobre el peligro de los agroquímicos sobre la salud humana en el Primer Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados, desarrollado en Córdoba.

Con el objetivo de exponer una vez más las múltiples investigaciones realizadas en torno a los devastadores efectos de los agroquímicos sobre el medio ambiente y la salud humana, se realizó en la provincia de Córdoba el Primer Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados. La actividad, que se desarrolló el 3 y 4 de septiembre en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), contó con la presencia de numerosos expertos y especialistas, entre los que se destacó el jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la UBA e investigador del Conicet, Andrés Carrasco , autor del informe que comprueba que concentraciones ínfimas de glifosato, respecto de las usadas en agricultura, son capaces de producir efectos negativos en la morfología de embriones anfibios, que fue recientemente avalado por la revista estadounidense Chemical Research in Toxicology.

Durante el encuentro, además de realizar una presentación de la investigación por la que fue perseguido y hasta amenazado, Carrasco realizó una exposición en la que analizó las condiciones que llevan a que actualmente los campos argentinos y de otros países de América Latina sean “laboratorios de experimentación a cielo abierto” para los desarrollos agroquímicos. Con tono preocupado, el académico sostuvo que la aplicación de las últimas innovaciones en materia de pesticidas y herbicidas es un “campo diseñado por un modelo productivo que se inserta en el capitalismo, que sigue mintiendo que esto es desarrollo cuando afecta a la salud humana”. “No sólo es un problema de salud –explicó-, también es un problema de medio ambiente, porque nosotros como especie nos podemos defender, pero el resto de los seres vivos no”.

En su exposición, Carrasco también se preguntó por el papel que juegan los gobiernos provinciales y nacional en este marco. “¿Qué pasa con las instituciones de un Estado con respecto a este problema?”, planteó, para responder inmediatamente: “hay una ausencia total; nadie se hace cargo y se niega un problema que tiene que ver con las instituciones”. En ese sentido, el académico mencionó los avances que se vienen dando en el país, pero señaló que sobre los problemas ocasionados por los agroquímicos la Administración Nacional sólo tiene un discurso, aunque no un correlato con medidas políticas serias y certeras. “Desde nuestro país avanzamos en este modelo, profundizándolo, sin importar los costos ambientales, de salud o de nuestra agua”, manifestó el disertante, quien concluyó que los argentinos, “si quisiéramos tener una nación soberana, lo primero que tenemos que pensar es si estamos haciendo las cosas bien”.

En otra de las exposiciones del encuentro, la genetista de la UNC Gladys Trombotto presentó un estudio en el que se prueba que los bebés nacidos con malformaciones congénitas severas en la Maternidad Nacional de Córdoba aumentaron entre dos y tres veces entre 1971 y 2003. El trabajo sostiene que ese incremento se vincula a la exposición a agroquímicos, ya que descartó que las malformaciones estuvieran relacionadas con otros factores. En los 31 años que abarcó el estudio, nacieron en la Maternidad Nacional 111.000 bebés, de los cuales 2.269 padecían malformaciones congénitas mayores, divididas en ocho grupos: cardiopatías congénitas; anomalías genitourinarias, gastrointestinales, epidérmicas, craneofaciales, músculo-esqueléticas y del sistema nervioso central, y síndrome de Down. Por su parte, Horacio Lucero, biólogo chaqueño de la Universidad Nacional del Nordeste, dio cuenta de los numerosos casos de abortos continuados, cánceres y malformaciones congénitas que se repiten en la provincia norteña. Lucero destacó que estos problemas no están sólo ligados al glifosato, sino también al resto de los agroquímicos, y sostuvo que “son señales que no pueden ser dejadas de lado”, aunque efectivamente eso es lo que sucede. “Se subestiman alertas”, advirtió.

Lo anterior es una mínima parte, una pizca apenas, de lo expuesto durante las dos intensas jornadas en las que se analizaron, desde diferentes disciplinas, las nefastas consecuencias de gran parte del modelo agropecuario actual. Fue una punta de lanza, un primer paso en el camino para sacar a la superficie los detalles de una problemática que desde hace décadas afecta a miles de argentinos, pero que hasta hoy sigue sin tratarse en las esferas institucionales (nacionales, provinciales, comunales) y empresarias, más preocupadas por el devenir diario, y sin alzar la vista más allá de un futuro inmediato y redituable económicamente. Harán falta grandes catástrofes, seguramente, para que este reclamo comience a ser escuchado por los oídos que hoy parecen estar más atentos al ciclópeo monedero que a la salud humana y planetaria. Que llegue el caos, entonces. Cuanto antes. “Paren de fumigar”

Luego del encuentro, los especialistas reunidos publicaron una carta abierta dirigida a los referentes de la Mesa de Enlace. Transcribimos aquí un resumen de la misiva: “Los miembros de los equipos de salud de los pueblos fumigados de Argentina nos sentimos en la imperiosa necesidad de dirigirnos a ustedes para hacerles conocer que es muy grave la situación de la salud de las poblaciones de los pueblos fumigados. Queremos decirles a ustedes, presidentes de las principales entidades agropecuarias, que sabemos que están fumigando 300 millones de litros de venenos sobre la población, que lo hacen sin ningún tipo de control y que el negocio de los laboratorios multinacionales de agroquímicos está desencadenado en la Argentina. No tenemos ningún interés mezquino oculto, no tenemos ningún interés económico, ni político, ni religioso, ni de ningún otro tipo, que no sea el resguardo de la salud de nuestros pacientes, para decirles lo que aquí estamos afirmando y exhortarlos a que paren de fumigar”■

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Nuevas y contundentes advertencias sobre el peligro de los agroquímicos sobre la salud humana en el Primer Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados, desarrollado en Córdoba.

 

Por Juan Francisco Uriarte

 

Con el objetivo de exponer una vez más las múltiples investigaciones realizadas en torno a los devastadores efectos de los agroquímicos sobre el medio ambiente y la salud humana, se realizó en la provincia de Córdoba el Primer Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados. La actividad, que se desarrolló el 3 y 4 de septiembre en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), contó con la presencia de numerosos expertos y especialistas, entre los que se destacó el jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la UBA e investigador del Conicet, Andrés Carrasco (foto), autor del informe que comprueba que concentraciones ínfimas de glifosato, respecto de las usadas en agricultura, son capaces de producir efectos negativos en la morfología de embriones anfibios, que fue recientemente avalado por la revista estadounidense Chemical Research in Toxicology.

Durante el encuentro, además de realizar una presentación de la investigación por la que fue perseguido y hasta amenazado, Carrasco realizó una exposición en la que analizó las condiciones que llevan a que actualmente los campos argentinos y de otros países de América Latina sean “laboratorios de experimentación a cielo abierto” para los desarrollos agroquímicos. Con tono preocupado, el académico sostuvo que la aplicación de las últimas innovaciones en materia de pesticidas y herbicidas es un “campo diseñado por un modelo productivo que se inserta en el capitalismo, que sigue mintiendo que esto es desarrollo cuando afecta a la salud humana”. “No sólo es un problema de salud –explicó-, también es un problema de medio ambiente, porque nosotros como especie nos podemos defender, pero el resto de los seres vivos no”.

En su exposición, Carrasco también se preguntó por el papel que juegan los gobiernos provinciales y nacional en este marco. “¿Qué pasa con las instituciones de un Estado con respecto a este problema?”, planteó, para responder inmediatamente: “hay una ausencia total; nadie se hace cargo y se niega un problema que tiene que ver con las instituciones”. En ese sentido, el académico mencionó los avances que se vienen dando en el país, pero señaló que sobre los problemas ocasionados por los agroquímicos la Administración Nacional sólo tiene un discurso, aunque no un correlato con medidas políticas serias y certeras. “Desde nuestro país avanzamos en este modelo, profundizándolo, sin importar los costos ambientales, de salud o de nuestra agua”, manifestó el disertante, quien concluyó que los argentinos, “su quisiéramos tener una nación soberana, lo primero que tenemos que pensar es si estamos haciendo las cosas bien”.

En otra de las exposiciones del encuentro, la genetista de la UNC Gladys Trombotto presentó un estudio en el que se prueba que los bebés nacidos con malformaciones congénitas severas en la Maternidad Nacional de Córdoba aumentaron entre dos y tres veces entre 1971 y 2003. El trabajo sostiene que ese incremento se vincula a la exposición a agroquímicos, ya que descartó que las malformaciones estuvieran relacionadas con otros factores. En los 31 años que abarcó el estudio, nacieron en la Maternidad Nacional 111.000 bebés, de los cuales 2.269 padecían malformaciones congénitas mayores, divididas en ocho grupos: cardiopatías congénitas; anomalías genitourinarias, gastrointestinales, epidérmicas, craneofaciales, músculo-esqueléticas y del sistema nervioso central, y síndrome de Down. Por su parte, Horacio Lucero, biólogo chaqueño de la Universidad Nacional del Nordeste, dio cuenta de los numerosos casos de abortos continuados, cánceres y malformaciones congénitas que se repiten en la provincia norteña. Lucero destacó que estos problemas no están sólo ligados al glifosato, sino también al resto de los agroquímicos, y sostuvo que “son señales que no pueden ser dejadas de lado”, aunque efectivamente eso es lo que sucede. “Se subestiman alertas”, advirtió.

Lo anterior es una mínima parte, una pizca apenas, de lo expuesto durante las dos intensas jornadas en las que se analizaron, desde diferentes disciplinas, las nefastas consecuencias de gran parte del modelo agropecuario actual. Fue una punta de lanza, un primer paso en el camino para sacar a la superficie los detalles de una problemática que desde hace décadas afecta a miles de argentinos, pero que hasta hoy sigue sin tratarse en las esferas institucionales (nacionales, provinciales, comunales) y empresarias, más preocupadas por devenir diario, y sin alzar la vista más allá de un futuro inmediato y redituable económicamente. Harán falta grandes catástrofes, seguramente, para que este reclamo comience a ser escuchado por los oídos que hoy parecen estar más atentos al ciclópeo monedero que a la salud humana y planetaria. Que llegue el caos, entonces. Cuanto antes.

 

“Paren de fumigar”

 

Luego del encuentro, los especialistas reunidos publicaron una carta abierta dirigida a los referentes de la Mesa de Enlace. Transcribimos aquí un resumen de la misiva: “Los miembros de los equipos de salud de los pueblos fumigados de Argentina nos sentimos en la imperiosa necesidad de dirigirnos a ustedes para hacerles conocer que es muy grave la situación de la salud de las poblaciones de los pueblos fumigados. Queremos decirles a ustedes, presidentes de las principales entidades agropecuarias, que sabemos que están fumigando 300 millones de litros de venenos sobre la población, que lo hacen sin ningún tipo de control y que el negocio de los laboratorios multinacionales de agroquímicos está desencadenado en la Argentina. No tenemos ningún interés mezquino oculto, no tenemos ningún interés económico, ni político, ni religioso, ni de ningún otro tipo, que no sea el resguardo de la salud de nuestros pacientes, para decirles lo que aquí estamos afirmando y exhortarlos a que paren de fumigar”.

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